El teletrabajo ha sido la solución para poder continuar con la actividad de muchas empresas desde inicio de la pandemia. Pero, superado el entusiasmo sobre sus bondades, los inconvenientes empiezan a asomar.  Según una encuesta del gobierno británico, los trabajadores que ejercen principalmente desde casa tienen la mitad de probabilidades de promocionar que los que lo hacen presencialmente. Se trata del zoom ceiling, el techo que dificulta ascender si se trabaja en remoto.

Zoom ceiling, dificultades para promocionarse en remoto

Una de las ventajas asociadas al teletrabajo es que facilita la conciliación, es decir, el cuidado de personas dependientes. Las mujeres siguen ocupándose de estas tareas principalmente, por lo que, también de forma mayoritaria, acceden al teletrabajo. Las barreras para ellas se duplican a la hora de ascender con este doble techo que se cierne sobre sus cabezas. Las empresas deben buscar soluciones para que el teletrabajo no suponga una nueva dificultad a la hora de promocionar. ¿Qué tipo de cuestiones se deben tener en cuenta?

Lo dice claramente el refranero español, ojos que no ve, corazón que no siente. La presencialidad, la interacción cara a cara, cuerpo a cuerpo, es un elemento fundamental en la percepción humana, al menos hasta ahora. Estar presente tiene connotaciones de compromiso y entrega, cualidades que se tienen muy en cuenta a la hora de promocionar. Eso es algo que pone en problemas el teletrabajo por esa falta de corporalidad.

Zoom ceiling, dificultades para promocionarse en remoto

¿Qué pueden hacer las empresas para evitar el zoom ceiling?

Por lo tanto, incorporar la flexibilidad a la jornada de manera universal, tanto para trabajadores presenciales como para aquellos que lo hacen en remoto, contribuirá a eliminar el sesgo que relaciona el trabajo desde casa con una menor productividad o relajo y, por contraposición, la presencia con mayor compromiso. Esto fundamenta también el fenómeno de la presencialidad, estar en la oficina aunque no se esté trabajando, solo a efectos de incrementar la propia visibilidad.

La evaluación del desempeño también tendrá que transformarse para que la presencialidad no tenga un peso mayor sobre la consideración de la calidad del trabajo. Trabajar por objetivos y no solo con plazos, algo que ya se viene incorporando en los planes de igualdad.

Los trabajadores en remoto necesitan un extra a la hora de recibir retroalimentación sobre su desempeño y el día a día de la empresa. En la oficina, mucha de la información se adquiere de manera informal, por el simple hecho de estar y tener la oportunidad de cruzarse con otras personas en espacios más o menos formales. Reforzar las reuniones individuales puede ayudar a minimizar esa falta de oportunidad de adquirir información o recibir feedback.

Generalizar las reuniones telemáticas

Igualar por la parte más frágil es una manera de trabajar por la no discriminación de personas que se encuentran en circunstancias de desventaja. Identificado que el teletrabajo supone una merma para la promoción, que las interacciones con jefes y responsables, al menos aquellas fundamentales, se produzcan para toda la plantilla por igual será una práctica más justa. Es decir, hacer que todas las reuniones de equipo sucedan en remoto para que quienes estén a distancia no tengan menos oportunidades de trabajar por su ascenso o promoción.

De manera general, trabajar con esta perspectiva, incorporar estas evidencias al análisis de la evaluación del desempeño contribuye a crear una plantilla con igualdad de oportunidades.