Según un informe elaborado por Creade, entre 2007 y 2008, el número de expedientes de regulación de empleo creció en un 153,6% y el de usuarios de programas de recolocación pasó de 2.429 a 5.253. ¿Proporcional? ¿lógico? Para un matemático sí, sin embargo, dado el poco uso que hasta el momento se le había dado a estos planes, sus especialistas quieren matizar que dicho incremento se debe a que empezamos a descubrir las ventajas de estos planes y que son tres: ayuda a la empresa de salida en su imagen y negociación de despidos; al empleado, en la recuperación de la autoestima y la búsqueda de empleo; y… a la compañía de destino, que recibe a un trabajador motivado sin ningún coste de selección previa.

El director de Recursos Humanos de Gallina Blanca pasó de contratar servicios de ‘outplacement’ para los empleados de esta firma a ser él mismo uno de sus usuarios tras la reestructuración de su departamento. Y de ahí, y ya en su nuevo puesto en Carburos Metálicos, a tenerlos en cuenta para los procesos de selección de esta compañía. «Hay muchos y muy buenos profesionales entre ellos -explica-. Además, tienen más motivación que otros que siguen trabajando, y el acceso a este colectivo, a través de este tipo de consultoras, es gratuito». Visto ahora desde sus múltiples ángulos -«porque el que seas experto en recursos humanos no te hace conocer el otro lado de la cadena»-, Nieto no sólo destaca los beneficios para las posibles empresas receptoras. También insiste en la ayuda que supone para las originarias, que gracias a sus servicios, mejoran su plan social y los pactos de la desvinculación de empleados, y sobre todo, para el empleado «que lleva tanto tiempo en la misma compañía, que no sabe cómo regresar al mercado laboral o si va a poder hacerlo algún día».

Un largo camino

José Miguel Espinar llevaba treinta años en el sector de las tecnologías de la información y la comunicación, veinte de ellos como directivo, que en mayo del año pasado llegaron a su fin. Dentro del plan de recolocación de su ex compañía, Indra, accedió a un programa de recolocación de Creade. «Sabía que por sueldo y responsabilidad, podía ocurrir, pero no qué era lo que haría después», comenta Espinar. Porque a más tiempo en una empresa menos perspectiva del mercado laboral. Y el ‘outplacement’ puso nombre y apellidos a su perfil y lo preparó para aprovechar con fuerza y conocimiento su nueva situación: «Me ayudó a verme con objetividad, a preparar mi currículum para un mercado que no conocía y a hacerme valer». Diez meses después consiguió su meta, de nuevo en el universo TIC y con una conclusión: «En España todavía no utilizamos lo suficiente estos métodos, a ciertas escalas preferimos los contactos, que tienen muchas más posibilidades de error y pueden terminar perjudicando a la compañía». «En el mundo anglosajón, en cambio, es completamente distinto y, por eso, les va mejor en todo lo relacionado con selección», explica.

Para los expertos, nuestro país sigue lento pero seguro hacia ese nuevo escenario con más empresas y sindicatos de parte del universo de la recolocación. Pero no todo está de su mano. Desgraciadamente, y como concluye Jesús Nieto, «todavía son muchos los empleados que rechazan la posibilidad de este servicio; piden que se les dé el dinero que este programa le costaría a la compañía antes de beneficiarse de él».