La jornada intensiva de verano es uno de los principales alicientes para los trabajadores en estos meses del año. Lo cierto es que estar en el trabajo cuando el sol resplandece tras la ventana y hay un gran número de opciones de ocio en el exterior, puede resultar frustrante, sobre todo después de todos los meses de invierno. Esto se acusa todavía más en el caso de los empleados que tienen a su cargo niños pequeños.

De este modo, el hecho de saber que se va a disponer de todas las tarde libres puede ayudar a aumentar la motivación. Si estás barajando la opción de recurrir a este cambio de horario en tu empresa, te conviene conocer todas sus ventajas e inconvenientes. Te hablamos de ellas detalladamente a continuación.

Inconvenientes de la jornada intensiva de verano

Las desventajas de cambiar la jornada durante el periodo estival se derivan, sobre todo, de una mala gestión del tiempo por parte de algunos empleados. Esto puede conducir a que los calendarios no se cumplan y a que exista una desorganización con las tareas, lo que puede repercutir negativamente en la productividad. No obstante, esto se trata, más bien, de una cuestión de autodisciplina.

Por otro lado, en muchas empresas se trabaja prácticamente durante el mismo tiempo pero empezando significativamente más temprano, lo que afecta a algunos trabajadores que tienen más problemas para madrugar y cuyas horas más productivas son otras.

Por último, volver al horario normal en septiembre puede hacerse muy duro para muchos empleados y puede requerir de un periodo de adaptación que suele tener consecuencias sobre la productividad, si bien esto no suele prolongarse más allá de una semana.

Jornada intensiva de verano: pros y contras

Ventajas de la jornada intensiva de verano

La jornada intensiva de verano puede provocar en muchos trabajadores la necesidad de aprovechar el tiempo más y mejor, de modo que aumenta su rendimiento. Si son responsables y están lo suficientemente motivados, esto está garantizado. En este sentido, tú puedes ayudarles animándolos y dándoles un feedback positivo.

Además, el hecho de que los empleados puedan disponer de las tardes en verano para dedicarse a sus actividades de ocio, hace que estén más relajados y tranquilo y desconecten mucho mejor del trabajo. Asimismo, las personas con hijos podrán conciliar mejor su vida laboral con la personal, una tarea que, en muchos casos, sigue pendiente en España.

Por otro lado, la jornada intensiva contribuye a reducir el estrés y ayuda a no ver el trabajo como una carga. Esto tiene una incidencia directa en la reducción del absentismo e incluso en la disminución de los accidentes laborales.

Como puedes comprobar, el éxito de la aplicación de la jornada intensiva de verano depende de cómo la gestiones y del nivel de responsabilidad de tus empleados. Aunque puede haber ciertas desventajas, estas pueden ser fácilmente subsanables desde el departamento de Recursos Humanos. Recuerda que si los miembros de tu equipo pueden disfrutar del verano se generará un mejor clima laboral y tus trabajadores estarán más felices y receptivos.