Cuando la incertidumbre o las dificultades comienzan a cercar nuestra empresa, una medida inteligente es aumentar la resiliencia de los equipos. Porque, como dice la canción, debemos ser como el junco que se dobla, pero siempre sigue en pie. Y contar con equipos resilientes será clave para superar cualquier crisis. Para aprender de lo vivido y afrontar el futuro con positivismo. Veamos cómo potenciar esta imprescindible cualidad entre nuestros empleados.
¿Cómo son las personas resilientes en el ámbito del trabajo?
Tras la pandemia, quizás sea la resiliencia una de las soft skills que más hemos desarrollado. Una característica que nos ayuda a combatir y superar cualquier adversidad por difícil que esta sea. En el ámbito del trabajo, una persona resiliente es aquella capaz de adaptarse, de superar un momento complicado, y de obtener de él un aprendizaje significativo de cara a lo que esté por venir.
Como norma general, las personas resilientes en el entorno laboral suelen tener algunas de estas cualidades:
- Creatividad: para encontrar soluciones imaginativas a cualquier problema o imprevisto.
- Flexibilidad: adaptándose de esta forma a cualquier contexto, por complicado que sea.
- Autoconfianza: pues su autoestima es elevada y creen siempre en sí mismas.
- Objetividad: son personas realistas, conscientes de sus limitaciones y de las dificultades del día a día.
- Expresividad: consiguen transmitir sus emociones y sus ideas. Se comunican con facilidad.
- Paciencia: saben controlar sus impulsos y son reflexivas a la hora de tomar decisiones.
Estas y otras habilidades pueden entrenarse y potenciarse desde la dirección de la empresa. Contar con equipos en los que se favorezcan estas características dotará a la empresa de muchas más herramientas con las que poder combatir cualquier tipo de obstáculo futuro.
¿Cómo podemos aumentar la resiliencia entre nuestros trabajadores?
Utilizando una sencilla metáfora y volviendo a la famosa canción del principio, una planta podrá superar las adversidades climatológicas si es fuerte y resistente. Si crece libre, de forma natural y saludable. Por lo tanto, y volviendo al territorio de la empresa, procurar el bienestar de los empleados será el primer paso para lograr desarrollar su resiliencia.
Pero, ¿Qué podemos hacer concretamente al respecto?. Algunas sencillas fórmulas podrían ser las siguientes:
- Facilitar la conciliación laboral y familiar: el ámbito privado influye directamente en nuestro desempeño profesional. Ayudar a nuestros trabajadores a conciliar su vida laboral redundará sin duda en la productividad y en la motivación del equipo.
- Potenciar hábitos saludables dentro de la empresa: como una medida que emane de la propia cultura organizacional y que implique a todas las esferas de la compañía. Acciones específicas de régimen interno que vayan en esta línea pueden ayudar a lograr este objetivo.
- Promover una comunicación sincera y honesta: donde el empleado se sienta escuchado y atendido, y donde la relación empresa-trabajador sea siempre bidireccional y se lleve a cabo con respeto, transparencia, empatía y asertividad.
- Desarrollar la capacitación profesional de nuestros equipos: la formación siempre como base para la capacitación resiliente y el desarrollo de habilidades relacionadas con esta cualidad.
- Atender a la dimensión económica: establecer políticas que tiendan a mejorar constantemente la situación económica de nuestros empleados aumentará su motivación y les impulsará a dar lo mejor de sí en situaciones complejas.
Cuidar por lo tanto de los equipos, y proporcionarles las mejores condiciones laborales para desarrollar su trabajo, es el único camino hacia la resiliencia de la empresa. Tendamos, por tanto, a potenciar una cultura empresarial basada en la idea del capital humano como el verdadero escudo contra cualquier tipo de crisis venidera.