Aunque no lo creas, es un hecho mucho más frecuente de lo que parece: hay candidatos que abandonan el proceso de selección y luego ni te llaman ni te escriben. Pasa incluso entre los seleccionados. Por analogía con lo que sucede en las citas amorosas, a este fenómeno se le conoce como ghosting laboral.
Por qué se produce el ghosting laboral
Primero aclaremos cómo se llama a las personas que practican el ghosting laboral: son los candidatos fantasma. Quizá te dedicas al reclutamiento y no te hayas encontrado nunca con uno de ellos. Tiene su explicación. Estos candidatos proliferan en mercados donde la tasa de desempleo es muy baja. Si perteneces a uno de estos mercados, la historia seguro que te resulta muy familiar.
Siempre habrá quien te diga “esto en mis tiempos no pasaba”. Y es cierto, o al menos antes era una actitud muy residual. Pero ahora se extiende rápidamente entre los perfiles menores de 35-40 años (millennials) y los recién incorporados al mercado laboral, la generación Z.
Hay quien dice que se comportan así porque no han vivido lo que son las prácticas represivas de las empresas, y que nadie les ha enseñado lo que es la educación y la lealtad. Otros mencionan que se han visto sometidos a la indiferencia y el silencio de los reclutadores, y ahora repiten esa actitud hacia ellos porque no han generado ningún tipo de enganche. Cuando se les pregunta directamente, contestan cosas como que encontraron un trabajo mejor o que, por ejemplo, no se sentían cómodos dando explicaciones. O bien que no sabían cómo ponerse en contacto con la persona que los reclutaba.
Por eso, hay que tener en cuenta todos estos factores si se quiere evitar el ghosting laboral.
Cómo evitar que los candidatos se conviertan en fantasmas
Las nuevas tendencias del mercado cada vez se caracterizan más por cuidar las relaciones con los trabajadores y candidatos, así también como por no discriminar en la empresa ni en los procesos de selección. Es una filosofía contagiada por el cuidado y la atención al cliente. No vamos a decir que parta de profundas convicciones morales. Se rige más bien por la mano invisible de Adam Smith, así reformulada: si cuidas a tus trabajadores, a tus clientes y a tus candidatos, la mano invisible cuidará tu empresa. Es decir, trata bien a la gente por tu propio interés.
Estas son algunas de las medidas que puedes tomar para evitar que los candidatos abandonen el proceso de selección sin dar explicaciones:
- Solicitar varias formas de contacto. Si tienes un primer encuentro con el candidato, repasa sus datos de contacto y que complete los que pienses que faltan.
- Crear un canal bidireccional. Tú puedes contactar con los candidatos, pero ellos tienen que poder contactar contigo también para poder comunicarte decisiones que quizá te pillen por sorpresa.
- Cambiar el modo en el que se trata a los candidatos. Intenta reforzar las relaciones con acciones que busquen el compromiso y la implicación de los perfiles seleccionados. Si tú das el primer paso, es mucho más probable que ellos te sigan.
- No mentir en las ofertas de empleo. Disfrazarlas tampoco vale. Sé lo más transparente posible en cuanto a los puntos oscuros de la vacante y no prometas cosas que no puedes cumplir solo por cazar al candidato ideal.