Esperanza y futuro

Ginés Martínez, presidente de la Asociación Educación Pública Siglo XXI.

Los estudios superiores son la esperanza y el futuro de nuestro país. Sin una universidad potente que apueste por la formación y la investigación al más alto nivel será difícil que se pueda aspirar a tener una economía competitiva que posibilite el llegar a ser un país líder en el mundo. Esto debería ser una prioridad absoluta de las administraciones educativas. Pero la subida tan desmesurada de las tasas universitarias, bajo la excusa del déficit presupuestario, convertirán la universidad en una institución elitista.

Si realmente se quiere cambiar el modelo productivo no hay otro camino que el de abrir la puerta de la formación a todos los jóvenes, sin exclusión. En el escenario laboral sobra mano de obra sin cualificar y faltan jóvenes cualificados al más alto nivel. Cerrar el acceso a la universidad a los más débiles económicamente es jugar con el futuro económico, científico y competitivo del país. La única forma de avanzar es poner los medios necesarios para que ningún estudiante capacitado se excluya por falta de recursos económicos.

Con la subida generalizada de las tasas universitarias lo que se está haciendo es lo contrario, cerrar la puerta a un número significativo de estudiantes que por falta de recursos tendrá que abandonar los estudios. Esta medida nos retrotrae a un pasado, ya superado, en el que acceder a la universidad era un privilegio de unos pocos. La subida que se propone, entre el actual 15%y el 25%, atenta contra la igualdad de oportunidades al obstaculizar el acceso a los estudiantes pobres. ¿Cuantos jóvenes de los cerca de 125.000 que viven en una situación de pobreza extrema, y de los 291.000 en situación de pobreza grave, según Cáritas,  se quedarán con la ilusión frustrada en la puerta de la universidad? El cambio de modelo que el Sr. Wert propone amenaza el derecho a la educación pública de varias generaciones, al cambiar la universidad de todos por la universidad de unos pocos.

Apostar por la eficiencia universitaria requiere promover la igualdad distributiva de oportunidades, dando más a los que menos tienen. Porque subir las tasas dejando en la cuneta a los más desfavorecidos es, como dice Bruselas, una medida «corta de miras» que solo sería válida «como último recurso».

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