Sucede año tras año. Por más que los estudiantes de Bachillerato tengan toda la información del mundo a través de Internet, de las ferias y los salones educativos, la mayoría no sabe hacia dónde encaminar su futuro educativo. Según un reciente estudio realizado por la consultora Círculo Formación, esa mayoría se cifra en un 71%, que a unos días de completar su preinscripción en la universidad —las fechas varían en cada comunidad, pero se mueven entre el 15 de junio y el 15 de julio— no sabe qué grado escogerá.

Este porcentaje no es algo nuevo en nuestro panorama educativo. Marisol Pastor, directora del Gabinete Técnico de la Fundación Universidad-Empresa (FUE), recuerda que desde que se hacen estas encuestas los resultados son muy similares. Por ejemplo, en 2004, un sondeo parecido de la Fundación IUVE confirmaba que tres meses antes de la Selectividad un 50% de los alumnos no estaba seguro sobre la carrera que quería cursar. «Esto nos dice que la mayoría decide en el último minuto y sobre la marcha», sostiene Pastor. Además de la precipitación, el principal problema es cómo realizan los jóvenes esa elección que, en cierto modo, marcará su futuro. «La mayoría lo hace, desgraciadamente, por la influencia de sus compañeros, por modas o por presión familiar». Otros tantos, señala Pastor, lo hacen en función de la cercanía. De hecho, según el mismo estudio de Círculo Formación, tres de cada diez desean matricularse en su provincia o comunidad.

Sin embargo, ninguno de los criterios anteriores son recomendables a la hora de ingresar en el mundo universitario. La elección más cabal, pese a que pueda parecer disparatado, se debe tomar con el corazón y no tanto con la cabeza. «Lo primero es decirle a los chicos que tienen que estudiar algo que les guste —sostiene Pastor—. No pueden matricularse en una titulación que no les convenza porque se están condenando ellos mismos al abandono, al fracaso o a un futuro poco prometedor».

Desde su experiencia con estudiantes de Bachillerato, Ana Carballal, responsable de Orienta-t, empresa especializada en asesorar sobre decisiones formativas y profesionales, aconseja seguir el mismo razonamiento: «Hay que ver qué les motiva y qué expectativas tienen del mundo laboral. Se resume en saber quién eres para saber qué haces». En el camino de conocerse a sí mismo es muy útil la ayuda de los orientadores y profesores del colegio o del instituto. «La mayor parte de las veces, el problema es que nadie se sienta con ellos para hablar y ver con calma cuál es la opción más adecuada a su carácter, sus intereses…», observa Carballal. En este punto, las notas también sirven de pista, pero la responsable de Orienta-t aclara que a estas edades, el resultado en una asignatura suele estar muy relacionado con el profesor que la imparte.

A todo este mar de dudas se une la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior. Para este próximo curso las universidades españolas ofertarán ni más ni menos que 2.387 grados. Por tanto, ahora más que nunca, es fundamental que el alumno se informe sobre el contenido de las titulaciones. Marisol Pastor afirma que es bastante habitual que muchos estudiantes tengan una idea superficial de las titulaciones: «Hay un ejemplo muy claro en Psicología. Es una carrera que, sobre todo a las chicas, suena muy bien porque implica tratar con personas, ayudarlas… Lo que sucede es que muchos de esos estudiantes se llevan una sorpresa al ver la cantidad de matemáticas (estadística, análisis de datos, etc.) que se imparte durante esos años». El remedio no puede ser más sencillo. Pastor recomienda «investigar un poco; visitar las ‘webs’ de las universidades donde se ofertan las carreras que le interesan al alumno y comparar los programas de asignaturas».

Si, pese a todos los consejos, el estudiante sigue perdido, conviene que también tenga en cuenta el mercado laboral. Sin duda, Administración y Dirección de Empresas y las titulaciones afines son las más requeridas en las ofertas de trabajo. De acuerdo con el último Informe Infoempleo, que analiza las vacantes publicadas en Internet y prensa, es la carrera más solicitada por los empleadores. Pero, advierte Pastor, también por los estudiantes: «Es un comodín para ambos, es la carrera más polivalente para las empresas y la que suelen escoger muchos indecisos». No en vano, se cuelan entre las carreras con más matriculaciones de nuevo ingreso (15.246). Junto a ella, Magisterio, Ciencias Empresariales y Derecho, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), son las preferidas por los universitarios de primer curso.

Con estos datos en la mano, que revelan un exceso de alumnos en las ramas de Ciencias Sociales —la mitad de los universitarios estudia alguna titulación de esta área— y recordando de nuevo los movimientos del mercado de trabajo, Marisol Pastor pone las miras en las ingenierías y otros grados de Ciencias. De acuerdo con el Informe Infoempleo, los programas con mayor potencial de inserción para los titulados sin experiencia pertenecen a este ámbito: Enfermería, Ingeniería de Telecomunicaciones, Informática y Arquitectura. «Hay que fomentar su estudio porque no hay gente suficiente y es donde se va a crear más empleo en los próximos años». El reto: que se libren del sambenito de ser difíciles o aburridas. Algo todavía complicado, ya que sólo un 11% de los alumnos de alguna de las ingenierías acaba sus estudios en el plazo previsto.