Por Antonio Otero, presidente del Grupo Futuver

En las últimas tres  décadas se han escrito miles de libros de gestión empresarial y en los últimos tres años  se han producido cambios que han hecho que nos replanteemos los modelos económicos y el impacto de los gobiernos en el entorno empresarial. Y hablando de tres, me gustaría compartir  treflexiones. La primera es pensar en si han servido tantas publicaciones, libros y metodologías para evitar la crisis que estamos afrontando. Porque la mayor parte de las publicaciones son buenas o muy buenas, lo que sucede es que tienen una visión parcial de las organizaciones y nos han hecho pensar de forma especializada; lo que hace que el directivo o político, visualice mentalmente  departamentos, áreas, divisiones, ministerios incluso consejerías o concejalías y rara vez se ven las consecuencias  de una acción  en el resto de las áreas. ¿No sería más interesante trabajar en una visión integral de las organizaciones? ¿No sería mejor contar con directivos o políticos con visión de conjunto?

La segunda reflexión gira en torno a la pregunta de,  si estamos en una economía del conocimiento  y no de medios de producción, ¿por qué seguimos  apostando por la cantidad y no  la calidad? ¿Por qué no valoramos más una empresa intensiva en conocimiento que en mano de obra? Esto se debe a que no hemos interiorizado la rápida  evolución de los cambios y nos resulta difícil asimilar que lo que hace dos años era óptimo, ahora no vale. Creo que también estamos perdiendo de vista la importancia del conocimiento y digo conocimiento porque aunque proceda de la experiencia éste se transmite y la otra desaparece con la persona. Actualmente las organizaciones necesitan talento y no imagen,  porque antes gestionábamos y ahora tenemos que crear, innovar y trabajar mucho más; los modelos clásicos no funcionan. Hoy seguramente todos invertiríamos con más confianza en una organización de «tamaño pequeño»,  muy especializada, con enorme conocimiento y crecimiento  moderado, que en una empresa de  ‘tamaño grande’ en el sector de la construcción.

Por último nos surge la duda de si no sería mejor simplificar la gestión. En caso afirmativo deberíamos buscar tres pilares básicos y comenzar a trabajar en ellos. Estos serían las personas, los procesos y la tecnología, porque las primeras son son el talento, el conocimiento, básicamente la organización; las segundas, el hilo  conductor  de ésta y, la tercera, la infraestructura que necesita la organización, no una simple  herramienta al servicio de un departamento o para  el beneficio de un proveedor. Actualmente la tecnología es consustancial a cualquier actividad de la organización y debe responder no sólo a la operación sino a la organización en su conjunto.

En los tres últimos años las organizaciones dedicaban mucho tiempo a reuniones, comités, seguimientos, viajes y teníamos muchos recursos para actividades que quizás no resultaban rentables, pero como todos más o menos crecían y no escaseaban los  dineros, no había mucho que cuestionar… Pero en estos momentos el panorama es muy diferente, perdemos clientes, los márgenes no son como antes, tenemos colegas que les falta financiación y lamentablemente muchas organizaciones y profesionales tienen que volver a empezar, a todos ellos les deseo los mayores ánimos y sobre todo la confianza de que con ilusión y trabajo se pueden hacer nuevos desarrollos y siempre puede aparecer una nueva oportunidad donde menos la esperamos.

Las preguntas y apuntes anteriores pretenden ayudarnos a dedicar tiempo al pensamiento y la reflexión, las herramientas de gestión son las mismas, lo importante es la innovación en el enfoque, pues estamos viviendo un momento empresarial y económico que provocará entornos muy diferentes a los tradicionales. En mi opinión el simplificar la gestión ayuda a tener visión de conjunto y permite abordar más rápido y de manera más flexibles los cambios.