Sandalio Gómez, profesor de IESE Business School.

La diferencia más notable entre España y el resto de sus socios de la Unión Europea es el índice de paro, que con el 26% supera en más del doble a la media europea, lo que agrava aún más la dimensión de la crisis económica. Si a ese dato se añade el paro juvenil, que ya supera el 50%, el cuadro completa su gravedad. Ante esta realidad, hay preguntas que surgen por sí solas: ¿cuándo se empezará a generar empleo?

La respuesta de un economista es sencilla: cuando el PIB crezca entre el 2 y el 3%. ¡Perfecto! Y, ¿cuándo será esto? Sencillo, responderá: cuando las variables económicas lo permitan, es decir, cuando cambien las expectativas económicas, que ahora no invitan demasiado al optimismo; cuando el consumo se reanime, y está en uno de sus momentos más bajos; cuando el marco laboral sea más flexible –esperemos que la Reforma Laboral lo facilite–; cuando se consiga que el crédito fluya a la empresa –estamos a la espera que el rescate financiero  e concrete y consiga el milagro–. Entonces, ¿para cuándo la creación de empleo? El experto responde con sinceridad: no tengo ni idea. Quizás para el segundo semestre del 2013 senote algo…

Ante tanta concreción, nos animamos a plantear la pregunta a los que, de verdad, generan empleo: ¿cuándo piensan ustedes empezar a contratar, de una vez por todas? Nos contestarán con rapidez: «Somos los primeros interesados en que sea cuanto antes, porque el empleo genera capacidad de consumo, de ahorro y de inversión y pone en marcha el motor de la economía, que es la única forma de volver a contratar, pero dependemos de la dichosa confianza en el futuro, de creernos que, si nos lo proponemos, pueden cambiar las cosas. No se puede esperar que caiga ‘el maná del cielo’: o nos movemos o estamos muertos».

Hay que generar una actitud proactiva y solidaria en todos los niveles. Hay que convencerse, que poner en marcha el motor del cambio depende de cada ciudadano, de su capacidad de descubrir, de acuerdo a sus circunstancias, cómo puede arrimar el hombro y ser solidario con los que más lo necesitan. Hay que plantear nuevas iniciativas y una actitud creadora, con la confianza en que no hay nada escrito y que el futuro está en nuestras manos. El Gobierno, creando el marco económico-social indispensable para  el crecimiento y dando ejemplo de austeridad y control del gasto; los ciudadanos, aportando su capacidad de superación, su iniciativa y, sobre todo, su generosidad. Entonces estaremos en el camino para generar empleo y salir, de una vez por todas, del tremendo trauma en que estamos sumidos.