Delegar una tarea es asignar a un empleado la responsabilidad de su realización. Si se lleva a cabo de una forma efectiva, supone un aumento de la motivación del trabajador y de la productividad para la empresa. Pero si no se lleva a cabo adecuadamente puede conllevar confusión y descontrol.
A muchos jefes, en especial a quienes tienen un perfil más controlador o desconfiado, les cuesta renunciar a hacer todo ellos mismos. En este sentido, la capacidad de delegar una tarea puede ser la diferencia entre dejar de ser un jefe y convertirse en un líder.
Cómo delegar una tarea
Existen diferencias entre delegar y derivar una tarea. Mientras que delegar implica confianza en que el empleado podrá sacar el trabajo adelante de una manera efectiva, derivar un proyecto en ocasiones supone el aumento de la carga de trabajo a un subordinado, especialmente si el supervisor se muestra excesivamente controlador, sin dejar que el empleado lleve a cabo las tareas asignadas libremente.
Para delegar una tarea es fundamental conocer las capacidades de los subordinados y no someterles continuamente a situaciones de control propias de una microgestión exacerbada. Una vez que los empleados completen con éxito su misión se creará un vínculo de confianza bidireccional.
Ventajas de delegar una tarea
A la hora de delegar tareas existen más ventajas que inconvenientes. Estos son algunos de los beneficios que puede encontrar la empresa si se realiza correctamente:
- Ahorro de tiempo: delegar permite al superior tener tiempo para centrarse en otros asuntos de su interés.
- Reduce el estrés: la división de tareas permite tener más tiempo para abordar las cuestiones sin sobrecarga de trabajo, lo que reduce el estrés.
- Genera confianza y aumenta la motivación: los trabajadores se sienten mejor valorados por parte de sus superiores, lo que favorece su motivación a la hora de ir a trabajar.
- Crea vínculos con la empresa: el trabajador se siente parte importante de la cultura empresarial, alineando sus inquietudes profesionales con los objetivos de la compañía.
- Aumento de la rentabilidad: al aumentar la productividad, aumenta también la rentabilidad para la empresa.
- Crea un mejor ambiente laboral: delegar responsabilidades de una forma adecuada tiene como consecuencia la creación de un buen ambiente laboral, donde cada persona es consciente de la tarea que tiene asignada.
- Existe tiempo para la conciliación: concluir un trabajo dentro de los límites de la jornada laboral por haber sabido delegar supone una mejor conciliación de la vida profesional y personal.
- Mejora de ciertas habilidades: para delegar hace falta tener una buena comunicación. Delegar tareas implica, pues, la necesidad de desarrollar habilidades y capacidades comunicativas.
Inconvenientes a la hora de delegar una tarea
De igual manera que delegar una tarea puede suponer innumerables ventajas, si no se hace correctamente puede suponer numerosos inconvenientes. Esto ocurrirá si el jefe no tiene en cuenta los gustos y capacidades del empleado a la hora de delegar tareas. Asimismo, si el empleado ya cuenta con un elevado volumen de trabajo, considerará la delegación de tareas como una imposición, lo que le supondrá estrés y frustración.
Además, delegar una tarea también puede suponer confusión y malentendidos, especialmente cuando no se manejan con fluidez las habilidades de comunicación. Tampoco funcionará si los jefes subestiman la complejidad del proyecto encargado o si el trabajador tiene dudas acerca de cómo desarrollar las tareas. Por último, la falta de compromiso del empleado puede dar al traste con el aumento de productividad y rentabilidad esperado.