Qatar, un pequeño emirato del golfo Pérsico con importantes reservas petrolíferas y las terceras reservas de gas más importantes del mundo, decidió en 1995 crear la Qatar Foundation, presidida por la jequesa Mozah Bin Nasser Al-Missned, con el fin de buscar fuentes alternativas de riqueza cuando se agotaran los recursos naturales.

La creación de la Ciudad de la Educación, 10 millones de metros cuadrados en la ciudad de Doha dedicados a la excelencia educativa, ha sido el resultado. Aquí tienen su sede unas 85 organizaciones, tanto universitarias como empresariales de todo el mundo, para enseñar a los cataríes a desarrollar su potencial y convertir a Qatar en un centro de excelencia en materia de educación, innovación, tecnología y desarrollo comunitario. «Vamos a centrarnos en estos pilares de actividad para hacer realidad la transición de una economía basada en recursos naturales a otra basada en el conocimiento», explica Mohammad Fathy Saoud, presidente de la Qatar Foundation. El fin último es «convertirnos en un creador de conocimiento», según el presidente de la Qatar Foundation.

Para lograrlo, dispone de 50.000 millones de dólares para financiar los proyectos más el compromiso del Gobierno de destinar el 2,8% del PIB anual para I+D –frente al 1,27% que invierte España–. La educación es la base de la transformación para llegar a alcanzar una economía basada en el conocimiento. La puesta en práctica de este objetivo se ha materializado con la instalación de varias universidades norteamericanas: la Texas A&M, la Virginia Commonwealth University, el Weill Cornell Medical College, la Carnegie Mellon, la Georgetown University y la Northwestern University, además de la HEC de Paris y el University College de Londres.

Estas universidades imparten los mismos programas que en sus países de origen y conceden similar titulación, pero con la diferencia de ser menos alumnos por clase. «Todas estas instituciones se benefician de acceso a nuevos mercados en la región y de los recursos e instalaciones que pone a su disposición la Qatar Foundation, así como de la oportunidad de ayudar a una nación a desarrollarse de principio a fin».

Otra cualidad que diferencia a estas universidades es que los extranjeros que acceden a los centros, fundamentalmente árabes y afroasiáticos, pueden solicitar becas, pero tienen el compromiso de permanecer al menos cinco años ejerciendo su profesión en Qatar cuando se licencien. No obstante, la mitad de los estudiantes de la Ciudad de la Educación son cataríes.

Junto a la educación, la investigación y el desarrollo de la comunidad son los ejes de la transformación de Qatar en una economía del conocimiento. «El documento National Vision 2030, publicado en 2008, detalla cómo Qatar va a utilizar sus ingresos procedentes de los hidrocarburos para crear la economía del conocimiento. Este documento coloca el desarrollo del capital humano como una prioridad para los próximos 20 años», explica el presidente de la Qatar Foundation.

Empresas punteras

A partir ahí se han desarrollado importantes proyectos, como el Centro de Medicina e Investigación SIDRA, el Instituto de Investigaciones de Qatar centrado en medicina, biotecnología, informática, ciencias medio ambientales, energía y nanotecnología, el Parque Científico y Tecnológico en el que se han instalado, entre otras, las multinacionales Exxon Mobil, Microsoft, Shell… el FondoNacional de Investigación QNRF, que valora las propuestas de investigación de cualquier parte del mundo, o el Weill Cornerll Medical College, con un programa de investigación biomédica centrado en la genética y en la medicina molecular. «Nuestro trabajo en los ámbitos de la ciencia y la investigación está proporcionando nuevas oportunidades para los licenciados cataríes y además contribuyen a  solucionar los propios desafios medio ambientales o de salud a los que se enfrenta Qatar, así como a hacer frente a las necesidades sociales de nuestra comunidad» concluye el presidente de la Qatar Foundation.

Ciudades del conocimiento en España

Una ciudad del conocimiento es un lugar en el que se ubican centros de enseñanza y empresas innovadoras, así como otras instituciones de investigación, formación, centros de ocio y zonas residenciales para facilitar la incorporación de la población a la economía del conocimiento. En España existen algunos ejemplos, como el proyecto 22@barcelona.com que se planteó para recuperar la actividad económica y social de Poblenou, el barrio industrial de Barcelona y motor económico de Cataluña, transformando las áreas industriales en espacios para el desarrollo de actividades vinculadas con el conocimiento y la innovación.

En Madrid existe la Ciudad del Conocimiento de Colmenar Viejo, de 7 millones de metros cuadrados, destinados a actividades de I+D+i y actividades productivas convencionales. O Bilbao Ría 2000, que ha  recuperado los espacios que ocupaban los astilleros, altos hornos e industrias en esta ciudad vasca antes de los años ochenta para convertirlos en nuevos barrios y zonas de negocio donde se integran urbanismo, transporte y medio ambiente.