La palabra “pesimismo” viene del vocablo latino “pessimus”, que significa “lo peor”. Y como fiel reflejo de lo que ocurre en otras facetas de la vida, el pesimismo en el trabajo es relativamente común. En todos los equipos de trabajo hay profesionales que tienden a ver el lado negativo de las cosas. Son personas que piensan que la fatalidad es inevitable, y que cualquier aspecto positivo ocurre por casualidad. 

Todos, en un momento dado, han llegado a tener un comportamiento pesimista en el trabajo. Lo importante es analizar porqué se actuó de esa manera, cambiar este mal hábito, y a empezar a tener pensamientos más positivos, para lograr un beneficio personal y para todo el equipo de trabajo.

Por qué es tan importante erradicar el pesimismo en el trabajo

El pesimismo en el trabajo se debe erradicar cuanto antes. Las personas con una actitud negativa son capaces de extender rápidamente su actitud pesimista al resto del equipo, lo que trae consecuencias negativas para el ambiente laboral y el mal desarrollo de las funciones profesionales.

Las empresas con equipos que tienden al pesimismo, tienen una menor productividad. En ellas se produce un mayor ausentismo laboral y una mayor rotación de personal. Los profesionales enferman más y tardan más tiempo en recuperarse, y la falta de motivación ofrece como resultado una caída en la responsabilidad de sus tareas diarias. 

Cómo erradicar el pesimismo en el trabajo

Erradicar el pesimismo en el trabajo lleva su tiempo, pero no es una tarea imposible. Por tal motivo, se debe seguir las siguientes recomendaciones:

Analizar la actitud del líder

Cuando el ambiente pesimista se ha instalado en un equipo de trabajo, lo primero que hay que hacer es analizar la actitud del profesional a cargo del equipo o del proyecto. La persona que lidera es la primera que debe plantearse el análisis de sus acciones y el impacto que pueden tener en el resto del personal.

Reuniones individuales con trabajadores específicos

Tras identificar a las personas que tienen comportamientos más negativos, es necesario una reunión individual con cada una de ellas, en la que se muestran ejemplos de cómo su actitud perjudica a la buena marcha del equipo. En estas reuniones conviene preguntar a los trabajadores e identificar si existe algo que la organización puede hacer para ayudarles a cambiar de actitud.

Enfocarse en el presente para erradicar el pesimismo en el trabajo

Habitualmente, las personas pesimistas se enfocan en el pasado, lo que se traduce en constantes quejas y malas actitudes, y a futuro en el miedo. Enfocarse en el presente es necesario para crear un ambiente productivo. La formación en mindfulness puede ayudar a los trabajadores a mantener su mirada en el presente, con el objetivo de aumentar la productividad y la motivación.

Reuniones para desfogarse

Cuando se expresa el pesimismo en voz alta, se tiende a transmitirlo a los demás. Para ello, es necesario el apunte de los sentimientos negativos en una libreta, con el fin de analizarlos de una manera racional, resulta mucho más útil que expresarlo en voz alta. 

Si esto no es posible, se puede evaluar una reunión expresamente pensada en elevar las quejas pertinentes. La reunión tiene que tener un tiempo establecido, y tiene que servir de desahogo. El objetivo es que, cuando termine, los trabajadores puedan enfocarse en la positividad y la productividad.

Cambiar los hábitos y no a las personas

Cambiar una forma de ser en la edad adulta resulta complicado. Es más fácil si lo que se intenta cambiar son los hábitos. Diferenciar la personalidad de los comportamientos es la clave para que el trabajador pueda reubicar aquellos aspectos de su negatividad que terminan afectando al grupo.

Así, los profesionales pueden aprender técnicas efectivas para no frustrarse, ni desmotivarse, transformando los pensamientos negativos en una actitud proactiva. En este caso, el papel del líder y del psicólogo resulta fundamental.

En ciertos casos, el pesimismo en el trabajo resulta inevitable. Sin embargo, identificar los motivos que llevan a una persona a actuar de una manera negativa y orientar esos pensamientos pesimistas hacia otros más motivacionales con argumentos reales, puede ayudar a crear un mejor ambiente laboral que influya a una mayor productividad.