El comienzo del año no ha traído esta vez ánimos ni fuerzas renovadas. Si en diciembre el barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) ya daba una pista al exponer que la primera preocupación para los ciudadanos era el paro y la segunda, la economía, por delante de otros quebraderos de cabeza tradicionales como el terrorismo, la inseguridad o la vivienda, las encuestas que se están publicando los primeros días de enero para tomar el pulso a la población española no dejan apenas lugar para la esperanza. Un 70% de los consultados por la firma de recursos humanos Randstad, de una muestra de 1.102 personas con o sin empleo, cree que la situación del mercado laboral seguirá por los mismos derroteros, o por otros peores aún, a lo largo de 2010.

Este pesimismo empeora cuando la persona consultada es hombre, está desempleado, no tiene formación universitaria y ya ha cumplido los 45 años. Según Randstad, tal circunstancia se debe a que, durante el último año, todos estos grupos se han visto claramente amenazados por el fantasma del paro. Sin embargo, la población inmigrante, otro de los colectivos más duramente afectados por la crisis, prefiere ver el vaso medio lleno. Un 38% de ellos confía en que la situación mejore en los próximos meses, lo que supera en 12 puntos a la opinión de los trabajadores nacionales.

Foto: Bernd Kammerer

El escenario tampoco es demasiado halagüeño para la clase empresarial. Tres de cada cuatro directivos creen que terminarán 2010 igual o peor que 2009. Así se desprende de un estudio realizado por Adecco entre 1.000 de sus empresas clientes y que ofrece otro dato igualmente alarmante: un 71,4% no espera que su negocio vuelva a crecer al ritmo de antes de la crisis hasta 2011 o más allá de 2012.

Ante este panorama, el 77% de los empresarios consultados por la empresa de trabajo temporal no tiene previsto ampliar su plantilla a lo largo de los próximos meses. Mientras que sólo un 14,5% afirma que tiene intención de contratar nuevos empleados, eso sí, se tratará de un crecimiento muy prudente que en la mayoría de los casos no superará el 5% de la actual plantilla. Entre los puestos que ofertarán, la mitad será de personal de base; el 29%, de puestos técnicos y cerca de un 20%, para mandos intermedios y directivos.