Hablamos de la responsabilidad de los mandos intermedios de tu organización a la hora de fomentar la cultura organizacional. Por qué están en la posición óptima para esa tarea y de qué forma pueden realizarla.
El papel de los mandos intermedios en la cultura organizacional
La cultura organizacional de una empresa, cuando es fuerte y está bien definida, influye de forma muy directa en su competitividad en el mercado. Lo hace contribuyendo a la creación de un ambiente abierto y sano donde se fomenta la comunicación.
Las personas que desarrollan su labor en entornos tóxicos no se sienten vinculadas a la organización y buscarán mejores oportunidades. De esta forma, se corre el peligro de perder talentos muy valiosos y aumentar la rotación de la plantilla.
Entendemos por cultura organizacional el conjunto de valores, normas y creencias que son propias de una empresa y la definen. Se trata de un concepto complejo y multifactorial compuesto por una enorme variedad de elementos, que incluyen desde los ritos y comportamientos hasta la imagen corporativa.
Aunque pertenece a todo el conjunto de personas que forman la plantilla de la corporación, son los mandos intermedios de la misma la pieza clave para fomentar la cultura organizacional.
Los gerentes al frente de los diversos departamentos y supervisores, entre otros cargos que forman los mandos intermedios, se encuentran en una posición privilegiada para ello.
Para empezar, están en relación estrecha con la dirección y participan activamente de la toma de decisiones que afectan a la cultura de la empresa. Es decir, ayudan a definirla y transformarla. Pero también interaccionan a diario con los empleados que forman sus equipos de trabajo. Ese papel de eslabón es el que hace que sean cruciales.
¿Cómo pueden fomentar la cultura organizacional?
Como vas a ver, son varias las formas en que la gerencia media de una empresa puede fomentar su cultura. Pero ninguna es tan eficaz como el ejemplo personal. Aquel viejo dicho, “fíate de mis buenas palabras y no de mis malas acciones” nunca ha estado más equivocado.
Apenas es necesario aclarar que ningún empleado se sentirá impulsado a adoptar unos valores que su superior inmediato predica, pero no sigue. Por ello, desde el departamento de Recursos Humanos debe fomentarse el que los líderes de los equipos sean personas íntegras y que practiquen la comunicación efectiva con sus subordinados. Siempre, por supuesto, en consonancia con la misión y la visión de la empresa.
Otro de las formas en las que la cultura organizacional se ve reforzada es mediante la labor de enlace de los mandos intermedios. No solo transmitiendo las estrategias diseñadas por la dirección, sino también haciendo llegar a esta las sugerencias y las inquietudes de los equipos.
Es una responsabilidad suya también crear un ambiente de trabajo en el que la comunicación sea fluida, basada en el respeto y la inclusión.
Son también claves en la resolución de los conflictos que inevitablemente se producen en cualquier ambiente de trabajo. Se trata de oportunidades únicas para transmitir cuáles son los valores corporativos.
La motivación y la moral de los equipos, que crucial es para mantener su productividad, está en gran parte también en manos de los mandos intermedios. A través del reconocimiento y la recompensa de las personas y las actitudes que mejor responden a la cultura organizacional, serán capaces de reforzarla.