Por Mario José de las Muelas, director general de Terra Consultoría de Incentivos
Para elegir con acierto una empresa de incentivos que se encargue de un evento que se quiera ofrecer a los empleados no sólo hay que tener en cuenta los jugosos destinos que se ofrecen, porque este servicio también se puede encontrar en una agencia de viajes. Así, lo que diferencia una agencia de incentivos y eventos de una agencia de viajes son varias claves. Entre ellas, es fundamental fijarse en la trayectoria de la empresa, su experiencia profesional y cuál es su cartera de clientes, buscando empresas del mismo perfil.
Un buena empresa dedicada a los incentivos consigue crear un orgullo de pertenencia del empleado con la empresa en que trabaja. Para ello, es fundamental el proceso de investigación que realizamos con el cliente. Una búsqueda de los puntos fuertes y no tan fuertes, qué se necesita para incentivar a la plantilla sin que esta inversión sea contraproducente en el balance final de la empresa. Por estas razones, una empresa dedicada a los eventos e incentivos debe tener muy claros desde el principio indicadores como la estructuración del programa, contestando con claridad y transparencia cuáles son los puntos que la empresa ha de cubrir.
La respuesta acertada para solucionar estos puntos está en el factor I+D+i, que se traduce en un conocimiento exhaustivo del destino que ofrecemos o del evento que organizamos para el cliente y que le será beneficioso, es decir, que esa inversión económica retornará positivamente con una mayor productividad, satisfacción y entendimiento por parte de los profesionales empleados en la compañía. Al realizar este proceso de investigación, podemos caer en la disyuntiva de que la mejor solución para nuestro cliente es un evento que nunca antes hemos realizado. Reconocerlo ante el cliente y exponerle una completa y exhaustiva investigación acerca de ese evento, de forma tan detallado que con ese dossier el cliente se pueda imaginar cómo va a ser el incentivo en cuestión, será la mejor opción.
Es en este diferencial donde se demuestra la profesionalidad o no de la empresa que se está a punto de contratar. La profesionalidad y la transparencia son claves fundamentales a la hora de realizar una elección acertada. Estos factores son, al final, la única manera de que se establezca una relación profesional de confianza que tenga una base consistente para que prosiga en el tiempo. Algo que en el caso de los incentivos es primordial, ya que realizar una amplia investigación sobre la empresa cliente, se hace de cara a tener un trabajo continuado en el tiempo, no pensando en un evento puntual.
El valor añadido que una compañía obtiene al contar con una empresa de incentivos es que encontraremos a quién incentivar y cómo hacerlo, buscando optimizar esa inversión que el cliente ha hecho por sus empleados. Para ello, es básico que les conozcamos muy bien, para saber cuáles son sus preferencias, inquietudes y deseos, tanto profesionales como personales. Sobre esta base decidiremos cuál es el evento y/o incentivo que más se adecua para conseguir el objetivo principal, que es que la empresa mejore a través de la satisfacción de su capital humano.
Ésta es la principal razón para que una empresa incentive a sus empleados. Los buenos empleados lo dan todo por la empresa, se identifican con ella, así que pasarán de ser buenos a ser los mejores. Y los que no han conseguido estos incentivos, los buscarán mejorando su trabajo en la compañía y alcanzando objetivos más altos.
Pero siempre estará la duda de cuándo es el mejor momento para incentivar y que esta inversión sea beneficiosa para la empresa, más teniendo en cuenta la coyuntura económica actual. Por eso, buscaremos un ‘timming’ que se adecue en función de las necesidades actuales y futuras de la compañía. Porque todos los momentos son buenos para incentivar, pero no todas las compañías se arriesgan e invierten en este sector, por lo que en esta ocasión más aún si cabe, la calidad es mejor que la cantidad.