La inteligencia conectiva se basa en la relación (conexión) bidireccional entre una persona y un determinado grupo o los individuos que lo conforman. Como norma general, se comparte un objetivo o un interés común y, gracias a esa conexión, todos salen reforzados. Al trasladar este concepto al ámbito de la empresa, estaremos multiplicando las posibilidades de mejora continua del individuo y el colectivo. Conozcamos sus ventajas y cómo impulsarla en nuestras organizaciones.
La inteligencia conectiva: creando la red social interna de la empresa
Podemos decir que la inteligencia conectiva sigue el esquema básico de las conexiones neuronales que se establecen en nuestro cerebro. Curiosamente, sobre este esquema está fundamentado también el modelo que utilizan las redes sociales y la llamada web 2.0.
Desde el punto de vista de la empresa, no debemos relacionar la inteligencia conectiva solo con el trabajo en equipo y el poder de lo colectivo. Bajo este paradigma, el individuo es un elemento fundamental y no está supeditado al equipo. El individuo aporta sus conocimientos, su experiencia y sus ideas a otra persona de la empresa o como miembro de un grupo común. De la misma forma y gracias a esa conectividad, puede recoger respuestas, experiencias o soluciones que sumar a su propio bagaje para seguir mejorando.
Por tanto, la particularidad de la inteligencia conectiva es, sobre todo, la multidireccionalidad. El beneficio o la mejora que fomenta dicha conexión no está supeditada únicamente a un bien común. No se busca alcanzar un objetivo grupal, sino que el elemento principal es sumar inteligencias y, de esta forma, ampliar recursos para la toma de decisiones de unos y otros.
Para establecer modelos de trabajo en la empresa que se apoyen en la inteligencia conectiva deberíamos apostar por:
- Flexibilizar las rígidas jerarquías aún existentes.
- Establecer estrategias comunicativas multidireccionales.
- Crear grupos vivos, temporales, heterogéneos y multidisciplinares.
El objetivo debe ser que el conocimiento individual sea libre, compartido y multidireccional. Que las ideas, los proyectos, las propuestas o la información relevante que se crea en el día a día sean relevantes. Que la empresa construya una gran base de datos compartida a la que todos pueden acceder y que todos puedan mejorar. De esta forma, los recursos de la empresa para la toma de decisiones siempre serán mayores.
Estrategias de mejora continua
Como podemos ver, la inteligencia conectiva es un concepto complejo. Sin embargo, podemos aplicar con mayor facilidad su naturaleza de red en organizaciones que tengan en la mejora continua su principal objetivo.
La estrategia aprovechará lo que el individuo pueda y quiera aportar en un determinado momento. Igualmente, facilitará que este pueda nutrirse del bagaje acumulado y así tomar decisiones más creativas y eficientes en su día a día. Por último, procurará que el proceso sea mejorado una y otra vez por la inteligencia creada por los individuos conectados.
No obstante, debemos preguntarnos qué tipo de liderazgo necesitamos para aplicar en la empresa estos complejos modelos de trabajo. Seguramente, exige liderazgos flexibles, democráticos y motivadores, liderazgos compartidos. Estilos de dirección que potencien y faciliten este espíritu de conectividad individual y, a su vez, colectiva.