Trabajar con el dispositivo propio presenta tanto ventajas como inconvenientes. Desde hace una década principalmente, pero con mayor fuerza desde la pandemia, la política empresarial BYOD se ha ido implantando progresivamente cada vez en más compañías. Las siglas corresponden al inglés Bring Your Own Device, lo que significa, que ya sea en la oficina o en remoto, las tareas se desarrollan desde el ordenador, tablet o teléfono inteligente del empleado.
Ventajas del BYOD
Según señalan los estudios, un empleado que puede usar su propia tecnología, así como sus dispositivos, se siente más comprometido con la empresa. Es decir, aumenta su engagement. Entre otras razones, porque siente que confían en su criterio y responsabilidad. Además les permite una flexibilidad que, complementada con una seguridad reforzada, va a facilitar que aumente su productividad.
Al instalarse el teletrabajo, muchas empresas han tenido que proveer de ordenadores o tabletas a su plantilla para habilitar una fuerza de trabajo en remoto. Una manera de afrontar económicamente esta dificultad, especialmente, para las pymes, es ofrecer la política BYOD.
Al mismo tiempo, trabajar en la nube ha sido la solución que muchas organizaciones han implementado para compaginar con el BYOD sin comprometer demasiado la seguridad propia. Sin embargo, muchas de ellas reconocen que sus herramientas de protección no son compatibles con trabajar en cloud.
Inconvenientes del BYOD
El riesgo más visible de que cada trabajador use sus dispositivos es que aumenta exponencialmente la posibilidad de una quiebra de seguridad. Tanto en los contenidos, como en el acceso a la red de la compañía. Según el informe que publicó Bitglass sobre BYOD 2020, las principales preocupaciones van de la fuga de datos hasta las infecciones por malware, pasando por los accesos no autorizados a datos y sistemas.
La seguridad en un entorno de BYOD debe aumentar. Es decir, al estar más dispositivos personales conectados, a los que no tiene acceso la empresa como punto final de la red de la compañía, se incrementan las probabilidades de filtrados. Así, se compromete la privacidad de los colaboradores.
En este sentido, también te puedes encontrar con problemas legales en la protección de datos. Estos, tanto de clientes, como de empleados y empresas, quedan almacenados en dispositivos que no se pueden controlar totalmente. Para evitar posibles conflictos, o incluso demandas, la política BYOD debe ser pública y transparente. Además, ha de contestar de manera clara a preguntas del tipo: ¿puede un familiar o tercera persona acceder al dispositivo del empleado?
Ahora bien, hay que ser conscientes de que con estrategias BYOD se compromete la seguridad en ambas direcciones. Es decir, la empresa queda descubierta al no manejar su departamento de TI los soportes informáticos. Pero, a su vez, la información privada de cada empleado se vuelve vulnerable. De hecho, los ciberataques se han incrementado un 50% en este 2021 y se vuelven cada vez más sofisticados.
En relación a esto, al usar los ordenadores propios y teletrabajar desde un entorno doméstico se diluye la línea que separa el ámbito profesional del personal. Se dificulta el derecho a la desconexión, recogido en la reciente Ley del Teletrabajo. Por tanto, las prioridades han cambiado al pasar al modelo híbrido o de teletrabajo poniendo en el centro de las estrategias de transformación digital la ciberseguridad.