Las pausas en el horario laboral quedan recogidas por los protocolos de Prevención de Riesgos Laborales (PRL). Pero además de las marcadas por la ley y el sentido común, es importante que prevengas el estrés y la sobrecargas con pequeñas pausas activas. Especialmente, desde que el teletrabajo es mayoritario, las horas frente al ordenador inmovilizan tu cuerpo y el de la plantilla. Para restablecer el bienestar físico, sigue esta propuesta para implantar la pausa activa.

Ventajas de la pausa activa

Durante la pausa activa se realiza una pequeña actividad física, como subir y bajar los hombros, levantarse y movilizar articulaciones o flexionar las rodillas. Estas movilizaciones evitan la tensión en los músculos y sus consecuentes lesiones. También fortalecen el sistema cardiovascular y recargan la energía necesaria para seguir con la jornada a pleno rendimiento.

Los cuerpos y las mentes de los seres humanos son como el agua, que si no se mueve se estanca y brotan enfermedades. Sin embargo, en movimiento es fresca y fuerte. Por cierto, aprovecha esas pausas para hidratarte y combinarlas con una alimentación saludable. Entre los muchos beneficios de las pausas activas destacan:

  • Adquirir el hábito saludable de la actividad física regular que contrarresta el impacto negativo del sedentarismo.
  • Evita que la plantilla pierda su buena condición física, al mismo tiempo que reduce el estrés y la ansiedad.
  • Men sana in corpore sano, es decir, que estarás en mejores condiciones mentales, con más energía y creatividad al salir de la inercia de la posición sentada y tecleando.
  • Mayor concentración y resistencia ante la fatiga mental y corporal.

Ventajas de la pausa activa

¿Cómo implantarla en la plantilla?

Desde el departamento de recursos humanos, debes promover un entorno saludable. Cuidar el bienestar de la plantilla, además de una cuestión de responsabilidad, impacta positivamente en la productividad y el compromiso de los trabajadores. Las pausas activas son una de las pautas más sencillas de implantar y con mayores beneficios.

A la hora de proponer el programa de pausas activas puedes realizarlo de manera individual o como actividad grupal que además refuerce el compañerismo y el team building. En lugar de levantarse para tomar cafeína y azúcar, estas movilizaciones músculo-esqueléticas son todo ventajas.

Como ejemplo puedes plantear una mini tabla de ejercicios divididos por categorías:

  • Flexibilidad: con distintos estiramientos de 3 a 5 segundos cada uno. Ya sabes: cuello, hombros, lumbares o grandes zancadas.
  • Activación muscular: aprende a regular la contracción de los músculos de manera consciente. Así evitarás la sobrecarga que genera malestar.
  • Movilidad articular: despega las manos del dispositivo y gira muñecas, codos, hombros y rodillas permitiendo que llegue el riego sanguíneo a cada rincón de tu valioso cuerpo.
  • Pausas lúdicas y rítmicas: en clave de gamificación libera fatiga y estrés con pequeños juegos de mesa o de agilidad, como un puzzle o algún sudoku. También puedes realizar un pequeño baile.
  • Relajación: respirar y alcanzar un estado de quietud consciente, también se considera una pausa activa en la medida en que estás poniendo la atención en una actividad distinta de la de tu jornada laboral.