Las cosas suceden, de una manera u otra. Soy de los que cree firmemente que las redes sociales no han hecho más que empezar a despuntar, y siguen aprendiendo cada día de nosotros. Porque en la naturaleza humana reside el hábito de comunicarse con otros. Y por ello hemos desarrollado la capacidad del habla, y han evolucionado tanto las formas que tenemos de comunicarnos con los demás.

Las rede sociales no hacen más que potenciar esa capacidad de comunicación, y llevarla hasta el punto de permitirnos relacionarnos con personas, con gentes, de las que quizá nunca hubiéramos oído hablar. Inmersos en un mundo cosmopolita que busca, por encima de todo, la publicidad (en el sentido de dar a conocer algo, bien sea un producto, un servicio, o simplemente un pensamiento), la divulgación y el conocimiento.

Atravesamos momentos cáusticos y difíciles. El mensaje, sea del tipo que sea, debe de ser original. Pero sobre todo adecuado al medio en que debe de difundirse. La actualidad cotidiana de la mayoría de nosotros, tiene como agenda la prioridad de establecer relaciones que le permitan disponer de medios con los que poder optar a una oferta de trabajo interesante.

Los portales de empleo, como el alma mater de este blog –Infoempleo– desarrollan en este sentido herramientas que permitan la accesibilidad de ofertas de empleo, adecuadas a los actuales canales de comunicación. Y los que mandan no son otros más que los establecidos por las redes sociales como Facebook y Twitter. Así que toca reorientar el servicio hacia aquellas autopistas de información que llevan la voz cantante.

En esto, parece que Twitter tiene ganada la batalla por el hecho de permitir la emisión de mensajes cortos, escuetos, directos y dirigidos hacia el usuario. Permite la inserción de imágenes, vídeos, enlaces… Y para facilitar la comprensión del mensaje emitido, incluye un acortador de url, de enlaces a Internet, base, fondo documental y repositorio universal de toda información.

Así que el paso natural de Infoempleo es el de avanzar hacia adelante con la puesta en marcha de un servicio nada desdeñable: Tuiempleo, que no hace más que aunar las necesidades del usuario por un determinado tipo de empleo, localización geográfica, y perfil profesional, y de forma automática genera un usuario al que puedes seguir para estar al día (y al momento) de las ofertas que se generan.

Sólo es un botón de las posibilidades que nos ofrecen las redes. No sólo las aprovechamos, sino que también las hacemos provechosas y útiles. Y ahí es donde creo que radica el secreto de éxito de cualquier iniciativa.

Comentaba hace unos párrafos que hay que ser ante todo originales. Porque nuestro mensaje debe de calar por encima del de los demás. Que ha de ser original, único, personal e inaudito.

La idea que quiero trasladaros tanto en este como en el siguiente post, descansa en algo que también hemos comentado anteriormente: los denominados códigos QR. Una especie de imágenes imposibles de definir, que incorporan en su seno información útil y accesible para cualquiera que pueda interpretar y desglosar su mensaje oculto.

Las posibilidades de este tipo de códigos son infinitas. Sus aplicaciones innumerables. Y es que la podemos encontrar desde en flyers publicitarios, hasta en camisetas, pasando por desapercibidos cuadros imposibles de descifrar a simple vista.

El código QR responde a la denominación de (Quick Response Barcode), que no es más que un sistema ideado para guardar información en una matriz de puntos o en un código de barras de dos dimensiones. Para poderlo leer basta con disponer de un teléfono de última generación que cuente con una aplicación lectora de códigos QR. Todas ellas gratuitas y de fácil acceso e instalación.

Lo que quiero proponeros para el siguiente artículo es la redefinición del diseño de un currículo y llevado a su más exacerbada expresión. Intentando atraer a quienes lo vean, intrigarles y sugestionarles para que indaguen, averigüen y traten de responder al enigma que oculten cada uno de nuestros códigos.

Si os animáis, intentad averiguar el significado del que adorna este artículo.

@AntonioVChanal
Coach, SMM y Profesor de Redes Sociales