Por Rosetta Forner, autora de ‘Déjate de cuentos’ y conferenciante de Thinking Heads
La genialidad se alimenta de rebeldía, singularidad, creatividad, desparpajo, sana autoestima y de abrir las alas. No todos se atreven a ser geniales, algunos prefieren ir de mediocres por la vida. El mundo parece ser de los mediocres. Quizá éste fenómeno se debe a que a muchos les ha gustado eso de lograr el éxito sin esfuerzo. ¿Para qué esforzarse en conseguir una meta porque se es brillante, inteligente, comprometido… si luego le dan el puesto a la ‘tonta’ o al ‘pelota’ de turno? Comprendo que mucha gente se haya apuntado a la mediocridad sin pararse a pensar en el precio que pagan. El miedo, la ausencia de valentía y coraje hacen que muchas personas tiren la toalla, y no persistan en lograr sus sueños ni en vivir sus destinos de forma genial y libre.
O te curras el éxito o coges el ascensor de subida rápida a la cumbre. Tú eliges: genialidad o mediocridad. Los ganadores siempre tienen un plan. Los perdedores siempre tienen una excusa. Te cuento la anécdota sobre dos vendedores de zapatos que fueron enviados a África. Al llegar y ver que nadie llevaba zapatos, uno de ellos envió un fax diciendo: «Regreso a casa. Nada que hacer. Todos descalzos». En cambio, el del otro decía: «Todos descalzos. Gran oportunidad. Manden miles de zapatos…». El primero optó por salir a no perder, y el segundo por salir a ganar. Diferentes actitudes, distintos resultados.
Salir a ganar no es lo mismo que salir a no perder. Quien va por la vida saliendo a no perder, no ganará nunca. Si no recoges los frutos esperados, analiza si tienes una estrategia. Si te sientes atrapado en el miedo, la desidia o el victimismo, si no lideras tu vida, y te quejas pero no haces nada, es fácil adivinar por qué la mediocridad se ha instalado en tu casa. La queja sólo debe durar cinco minutos, y sólo para constatar qué es lo que nos tiene hasta las narices. Ergo, haz algo productivo con la queja. Si te sientes falto de energía, si crees que todos se aprovechan de ti, si te sientes incapaz de hacer valer tus opiniones, deseos, valores o trabajo… ha llegado el momento de revisar el grado y estilo de compromiso que tienes contigo.
¿Estás dispuesto a salir a ganar? Si lo que recolectas no te gusta, revisa qué y cómo siembras en tu vida. Si mostrar tu genialidad te parece peligroso, no te quejes. Haz y opina lo que opine el CdR (Club del Redil), te resultará muy fácil obtener el carné de redilero del año. Elegimos. Nadie nos hace nada que no consintamos. De ti depende que te pongas el gorro de la mediocridad o el de la genialidad.
Lidera tu vida. Haz lo que se ajuste a tus dones y capacidades. Eso de que hay que trabajar para ganarse el pan con el sudor de la frente, y de que ya es bastante con tener un trabajo, déjalo para el CdR. Tú trabaja, labora, empléate en lo que es tu vocación o se ajusta a la misión de tu alma, sin importarte si es más o menos premiado y aplaudido en el CdR. Disfruta de tu vida. Trabaja en aquello que amas. Y si no, al menos ama aquello en lo que trabajas. Y constrúyete un puente hacia tu destino. Déjate de cuentos, para ganar, tus dones has de hacer brillar.