Las sociedades mercantiles pueden obtener importantes deducciones fiscales si son rigurosas en su contabilidad de gastos, y en la aplicación de la normativa tributaria existente. De hecho, podrían reducir su factura fiscal entre el 5% y el 10%. En este artículo hablaremos de cuáles son y de cómo gestionar los gastos deducibles en las empresas. La optimización fiscal, por tanto, como fórmula y estrategia esencial para mejorar la rentabilidad de cualquier empresa.
Cómo identificar y gestionar los gastos deducibles para la empresa
Como norma general, podemos incluir un gasto deducible con una sencilla operación y restarlo de nuestro beneficio. Para ello, debemos contar con una factura de dicho gasto. Igualmente, debe haber sido incluido en nuestra contabilidad general.
Y, por último, su imputación debe estar recogida en la normativa fiscal vigente. El objetivo de las empresas, ya sean estas entidades jurídicas o personas físicas, es tener la posibilidad de pagar menos en sus declaraciones de impuestos.
Sin embargo, estos gastos empresariales deducibles implican un conocimiento riguroso de las normas fiscales, ya que cada uno de ellos debe imputarse de una forma diferente, si no queremos recibir una sanción por hacerlo de forma incorrecta.
Estas situaciones de posible incumplimiento junto a la importante repercusión en la cuenta de resultados de una gestión fiscal rigurosa y coherente, hacen que cobre enorme relevancia el departamento, el equipo o la persona que se encarga de esta tarea.
Algunos de los gastos deducibles más conocidos son los siguientes:
- Gastos de explotación: Son las adquisiciones de mercancías o materias primas que hemos efectuado a través de terceros, para llevar a cabo nuestra actividad. Por ejemplo: los zapatos de la nueva temporada, si nuestro negocio es una zapatería.
- Gastos de personal: Son las nóminas, las pagas extraordinarias, las dietas o los pagos que se realizan en especie.
- Gastos de alquiler y otros cánones similares: Como por ejemplo el renting, que ofrece deducciones de hasta el 100% de la cuota.
- Gastos de servicios: Aquellos que tienen que ver con las facturas que nos emiten profesionales de otros sectores con los que hemos tenido una relación profesional: electricistas, abogados, notarios, etc.
- Gastos financieros: Lo que nos suele cobrar el banco por diferentes operaciones como intereses, amortizaciones, letras, etc.
- Impuestos y tributos de hacienda local: Como el IBI o el IAE, entre otros.
Claves sencillas para una correcta gestión contable en la empresa
No obstante, existe otros muchos gastos deducibles fiscalmente que la empresa debe controlar y saber gestionar. Gastos personales deducibles y uno de los más importantes, el impuesto indirecto más influyente en nuestro país: el impuesto del IVA. Las empresas deben presentar una liquidación, como resultado de la diferencia entre el IVA soportado (compras, gastos) y el IVA repercutido (facturas emitidas).
Pero, como señalábamos anteriormente, las estrategias de reducción de impuestos pasan por tener un buen registro de los gastos, así como por una correcta planificación de deducciones. Esto facilitará poder acceder a importantes descuentos y redundará, sin ninguna duda, en la rentabilidad de la cuenta de resultados.
Algunas de las claves que deben tenerse en cuenta para una correcta gestión de estos gastos deducibles, son las siguientes:
- Tener documentación física de dichos gastos: como facturas o tickets.
- Conocer las restricciones y limitaciones existentes en la norma: ya que cada deducción se gestiona de forma diferente.
- Cumplir con los plazos de devengo del impuesto correspondiente: para evitar sanciones o recargos por demora.
- Llevar una contabilidad actualizada: ordenada, coherente y que refleje todos los gastos, sean estos deducibles o no.
- Diseñar una auditoría de gastos interna: que permite evitar errores y mejorar la gestión de estos procesos.