Para orientar el cambio de liderazgo en una empresa familiar es recomendable desarrollar un plan formativo específico adaptado a las necesidades del negocio. Las habilidades tecnológicas ganan terreno, así como la innovación o la capacidad de asumir riesgos. La transición del liderazgo debe estar fundamentada sin sesgos. Para ello, la formación tiene que ser interna en competencias y externa en otras empresas del sector.
Vigencia del negocio familiar
El negocio familiar ha cobrado importancia tras la crisis sanitaria y las incertidumbres que han seguido a los otros factores contemporáneos. Curiosamente, en el Instituto de la Empresa Familiar afirman que el 90% de estos proyectos dejan de funcionar por un problema interno en la familia y no por el negocio. El mayor reto es mantener y transmitir los valores familiares.
La gran mayoría de líderes de la siguiente generación querrá cambiar el estilo de liderazgo anterior. Mantener el control (o la influencia) familiar puede ser todo un reto, especialmente en un momento de transición del liderazgo con el paso de una generación a otra. A través de órganos internos como el consejo de familia, puedes generar los canales adecuados para escuchar a los nuevos talentos, aprovechando la energía emprendedora. Más de la mitad de las empresas familiares españolas se orientan hacia el emprendimiento, el doble que la media global (25%) y europea (27%).
En el ecosistema actual, es la generación X la que manifiesta un mayor grado de vínculo o apego emocional al negocio. Mientras que los millennials o generación Y, además de apostar por la innovación, están dispuestos a asumir más riesgos.
La formación es el camino
El linaje y la herencia de la propiedad parece haber perdido fuerza y sentido en un mundo globalizado, interconectado y volátil. El estatus de descendiente ya no es condición suficiente para estar cualificado para liderar el negocio familiar. Ahora más que nunca la formación es clave en varios sentidos:
- Para dar continuidad en las próximas generaciones a desafíos como el de regenerar los modelos de negocio, preservar la riqueza socioemocional o la orientación emprendedora.
- En paralelo, para formar en habilidades técnicas, organizativas internas y con un internship en empresas del sector.
- Para contrarrestar falsas creencias como que por haber crecido en ese ecosistema ya saben dirigirlo. O peor aún, por llevar un apellido serán respetados sin demostrar sus competencias.
- Para motivar a todos los componentes de la familia y no solo a los “elegidos”, que no siempre son los mejores ni los más cualificados. Es clave implicar y hacer partícipes a todos los miembros sin sesgos.
Sin embargo, a nivel mundial, solo el 24% de las empresas se centran en la participación de la siguiente generación. De hecho, en cuanto a la innovación las organizaciones españolas presentan un amplio margen de mejora. La crisis sanitaria y la transformación digital acelerada, junto con las tensiones inflacionistas, generan las condiciones propicias para apostar por un liderazgo transformacional que además reduzca la brecha digital entre distintas generaciones.