Dentro del concepto de retribución, es decir, de la cantidad de dinero o compensación que recibe un trabajador por su desempeño, existen tres tipos de retribución: fija, variable y flexible o en especie. Cada uno de ellos está indicado en función del puesto, el perfil o la necesidad de atraer el talento. La política de pagos e incentivos fortalece el employer branding y el compromiso de la plantilla, que repercute en la mejora de la productividad.
3 tipos de retribución: fija, variable y en especie
En la actualidad, las políticas de retribución implican la sostenibilidad y tienen como objetivo principal el fortalecimiento del equipo, la salud y el crecimiento del negocio. Con un equilibrado programa de retribución, la organización atrae y retiene el talento cualificado. Existen tres tipos relacionados con las distintas compensaciones que recibe el empleado:
- Fija: está basada en el pago o compensación económica que la empresa ofrece a cada empleado con un mínimo fijado por ley. Acordada previamente al inicio del contrato, no va ligada ni depende de objetivos u otras variables. Es la fuente de tranquilidad y bienestar laboral para la plantilla.
- Variable: puede ser a corto o largo plazo. En la retribución variable a corto plazo, los objetivos se marcan en un periodo anual o inferior, mensual o semanal, por ejemplo. Por contra, el pago depende de la consecución de los objetivos a largo plazo, si se fija así la retribución variable. Los objetivos deben ser asumibles para no generar el efecto contrario. Al salario variable se le pueden añadir otras retribuciones asociadas como pagas extraordinarias o por antigüedad, complementos por nocturnidad o participaciones en los beneficios económicos.
- Flexible o en especie: no se paga con dinero, sino con productos o servicios que la organización ofrece al trabajador. Por ejemplo, días de vacaciones, vehículo de empresa, seguro médico, cobertura para conciliar la vida familiar y profesional o tickets para restaurantes. En España, no está permitida este tipo de retribución como única retribución salarial. Debe combinarse con una retribución fija o variable.
Los propósitos tras la retribución
La visión de la retribución como el mero pago a un empleado por su desempeño es cierta, pero limitada. La política de retribución tiene que alcanzar un reparto justo, que valore los méritos y el rendimiento de cada empleado. El propósito de una política de retribución perseguido por el departamento de recursos humanos se divide en tres aspectos:
- Económico, que es el principal. La retribución salarial requiere del conocimiento previo y acordado del departamento financiero, que contempla el panorama global de los costes por contratación en la empresa.
- Psicológico, que actúa como motivador.
- Sociológico, que impacta positivamente en el reconocimiento y puesta en valor del trabajo realizado.
Las principales tendencias en retribución están asociadas a la transformación digital. Esta permite diseñar un plan atractivo para perfiles sobresalientes. En esta línea, resulta más ágil establecer medidas de retribución según objetivos concretos. Por último, la dirección que están tomando las últimas formas de organización empresarial implican la transparencia en sus normativas.