Apenas hay oficinas. El trabajo se realiza desde casa y las reuniones se desarrollan a través de portátiles y smartphone. El empleado casi no recibe correos electrónicos, puesto que las videoconferencias son tan veloces y prácticas que ya no necesita escribir nada, y cada vez pasa menos tiempo en las redes sociales personales para estar interconectado con sus compañeros de trabajo, directivos e incluso clientes –los grandes protagonistas de la próxima década– a través de las redes sociales corporativas. En grandes líneas, así es como refleja el informe «Economist Intelligence Unit», realizado por The Economist, el mundo laboral dentro de ocho años. Las grandes empresas creen que el avance tecnológico tendrá en esta década un impacto tan directo que para 2020 casi el 100% de los entornos de trabajo serán virtuales.
«La forma de trabajar ya está cambiando y cada vez hay más gente que lo desempeña en cualquier sitio», asegura Isabel Bernardos, product manager de Microsoft. «El trabajo no es un sitio donde ir, sino que es algo que hacer», añade. Esta versatilidad laboral tendrá lugar gracias al continuo desarrollo de las tecnologías. El objetivo que se persigue es que se pueda trabajar desde cualquier sitio, usando el dispositivo más cómodo según la ocasión lo requiera. Por ahora, el más práctico es, sin duda, elsmartphone, que en 2011 consiguió aumentar sus ventas en un 85% respecto al año anterior. Con más de 150 millones de unidades vendidas solo en el cuarto trimestre del pasado año, estos dispositivos móviles superaron ya la venta de ordenadores, tanto portátiles como de sobremesa, y de tablets, las cuales ‘solo’ vendieron 26 millones de equipos en el mismo periodo.
Pero, ¿se puede seguir creciendo de forma exponencial? Para Joaquín Nieto, director de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) en España, «todo depende de la evolución que tenga el modelo productivo». El objetivo pasa por conseguir una tecnología «que dé más servicios con menos recursos» para no presionar más sobre el medio ambiente. De hecho, el sector verde y la agenda medioambiental «tienen que estar mucho más presentes en las empresas», explica. Asimismo, recuerda que no hay que olvidar los límites energéticos y de materiales con los que nos encontramos. «En los últimos 50 años, la productividad de los trabajadores ha crecido un 300%. Sin embargo, la de los materiales solo el doble y la energética no más de un 20%», explica Nieto.
Isabel Bernardos, de Microsoft, coincide en esto y asegura que experiencias como el teletrabajo ayudan a reducir las emisiones de CO2, como ya comprobaron en su compañía el pasado año con la iniciativa «El día de la oficina en casa», que repetirán el próximo mes. «Unas 166.000 personas trabajaron ese día desde casa, con lo que se evitó la emisión de unas 2000 toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera», señala.
‘Nubes’ y mucho más
Pero son muchas más las ventajas que traerá la próxima década al mundo del empleo. Según el informe de The Economist, los cambios tecnológicos vendrán de la mano de cuatro nuevas directrices: el ‘cloud computing’, algo así como la tendencia a basar las aplicaciones en servicios alojados de forma externa en la propia web; el big data, es decir, el tratamiento y análisis de enormes repositorios de datos; la videocomunicación y la movilidad.
En conclusión, se trata de una amplia digitalización del puesto de trabajo que tiene tanto defensores como detractores. Los primeros aseguran que el impacto de la tecnología otorgará mayor flexibilidad a los trabajadores, mayor movilidad y más tiempo libre. Sin embargo, en el lado opuesto está quien opina que esta revolución tecnológica contribuirá a la destrucción de empleo, a la desaparición de algunas profesiones e incluso a la imposible desconexión de vida laboral y personal. Isabel Bernardos cree que las tecnologías ayudarán a conseguir una mejor conciliación «siempre que sea la persona quien tome el control de la herramienta y no al revés». Además, añade que las personas con discapacidad podrán acceder a mejores empleos gracias al teletrabajo y el trabajo virtual, «ya que la mayoría presenta limitaciones de movimiento».