Analizamos hoy el estilo de liderazgo visionario y los múltiples aspectos que lo conforman. Veremos cuáles son los aspectos positivos que lo hacen fundamental en el ecosistema empresarial, pero también cuándo puede llegar a ser negativo para tu organización.

¿Cómo definimos el liderazgo visionario?

El líder visionario se define por dos características principales que lo hacen único. En primer lugar, crea una visión atractiva para los objetivos de la organización. En segundo lugar, es capaz de transmitir esa visión e inspirar a los equipos para que trabajen en esa dirección.

Se trata de una persona que es capaz de ver hacia dónde caminan las tendencias del mercado, hacia dónde debe dirigirse un negocio si quiere anticiparse y mantenerse innovador.

El líder visionario se caracteriza también porque toma decisiones estratégicas que huyen del cortoplacismo. Esta persona tiene sus metas fijadas a largo plazo y sabe que la improvisación no es la llave del éxito.

Su inspiración y ejemplo tienen la facultad de atraer talento valioso hacia los demás. Esto será clave para mejorar las posibilidades de éxito de la organización.

Se trata de un concepto que comenzó a definirse en la década de los años 80, tomando como base el estilo de liderazgo transformacional, con el que está estrechamente relacionado y comparte varias características.

Para poder ejercer el liderazgo visionario, un directivo debe poseer o haber desarrollado una serie de habilidades que le serán imprescindibles.

La comunicación efectiva será vital para el líder visionario, ya que depende de ella para hacer llegar a la organización la idea de que su visión es realista y provechosa.

Equipo poniendo en práctica un liderazgo visionario

Ventajas y desventajas del líder visionario

Las organizaciones atraviesan diferentes momentos a lo largo de su recorrido y experimentan necesidades muy diversas, cada una de las cuales que se deben afrontar de la forma más efectiva.

Por ello, los estilos de liderazgo no deben ser exclusivos, sino adaptados esas necesidades de las que se ha hablado más arriba.

El liderazgo visionario, como cualquier otro de los estilos, es la mejor respuesta ante una serie de situaciones:

  • Una empresa que está saliendo al mercado y se está abriendo hueco, está necesitada precisamente de una visión clara y motivadora.
  • Los momentos de crisis de crecimiento o transformación por la incorporación de nuevas tecnologías.
  • Cuando los equipos que conforman la empresa están totalmente desmotivados, un líder visionario puede aportar ese impulso que les haga recuperar su nivel óptimo.

Pero, de la misma forma que, ante desafíos como los descritos, el liderazgo visionario puede suponer la clave del éxito de una organización, también presenta una serie de peligros que pueden hacerla naufragar.

Precisamente esa capacidad de visión a largo plazo puede provocar que una persona llegue a distanciarse de la realidad y pensar que todo es sacrificable. Un objetivo demasiado ambicioso y una percepción irreal de las propias capacidades y las corporativas resultan en una combinación tóxica.

Por eso mismo, pueden llegar a descuidar las necesidades ineludibles de toda empresa a corto plazo.

Las personalidades narcisistas pueden sentirse muy inclinadas a verse a sí mismas como líderes visionarios. El riesgo del egocentrismo está siempre presente cuando hablamos de este tipo de liderazgo y debe ser tenido muy en cuenta.