¿La productividad de tu empresa está estancada y quieres aumentarla para hacer que tu compañía sea más competitiva? Una de las técnicas más novedosas y eficaces a la hora de llevar a cabo un aumento de la productividad en el seno de cualquier clase de empresa es el benchmarking interno.

¿Sabes a qué nos referimos con este término? Te explicamos sus características y las ventajas de su aplicación como el aumento de la productividad y los beneficios económicos de la empresa.

Qué es el benchmarking interno

¿Qué es el benchmarking?  ¿En qué se diferencia el externo y el interno?

En general, el benchmarking es un concepto que refiere a una técnica de gestión orientada a evaluar los sistemas, procedimientos y procesos de producción de una empresa. La finalidad es facilitar y estimular los cambios internos en las organizaciones. De esta manera, esta técnica incide en la necesidad de aprender de los demás, ya que el pilar fundamental de esta herramienta reside en la observación.

Existen dos tipos de benchmarking dependiendo del ámbito de estudio:

  • Benchmarking externo: El gestor de la compañía debe elegir un modelo externo de la competencia y observar sus puntos fuertes. De esta manera, debe analizarlos para, posteriormente, aplicarlos en su propia empresa, aprendiendo de las capacidades ajenas. Esto permite conocer en profundidad a la competencia y, además, copiar lo mejor de ella, garantizando una mejora de la competitividad de la compañía.
  • Benchmarking interno: Al igual que el externo se basa en la observación y en el aprendizaje de comportamientos positivos, pero de los propios departamentos de la compañía.

¿Cómo se realiza un benchmarking interno?

Para llevar a cabo un benchmarking interno debes analizar los diferentes departamentos en los que se divide tu compañía, observando detalladamente la productividad de cada uno de ellos. De entre todo el conjunto, debes seleccionar aquel que destaque por su mayor eficiencia, y analizar las razones que lo hacen especialmente productivo.

Extraídas las conclusiones, será hora de aplicarlas al resto de departamentos, con la finalidad de lograr que todos se parezcan al mejor y más productivo y eficiente de ellos; el seleccionado como modelo.

De esta manera un benchmarking interno tiene las siguientes fases a seguir para llevarlo a cabo correctamente:

  1. Planteamiento de los objetivos
  2. Recopilación de los datos analizables
  3. Identificación de los mismos
  4. Toma de decisiones destinadas al cambio.

¿Qué beneficios trae su aplicación?

Los principales beneficios que genera la realización de un benchmarking interno no sólo se centran en la mejora de la productividad y la eficiencia de todos los departamentos sino también los siguientes aspectos:

  • Genera espíritu de sana competencia dentro de las distintas unidades organizativas.
  • Recopila información muy útil para trazar pronósticos.
  • Permite fijar objetivos claros destinados a la mejora del trabajo interno de la compañía, revirtiendo directamente sobre el crecimiento interno de la empresa.
  • Incide en la eliminación de las diferencias internas de la compañía, permitiendo una igualdad de esquemas productivos y de trabajo.

En definitiva, el benchmarking interno se constituye como una sencilla técnica de mejora en la producción y competitividad de tu empresa, que no debes dejar de utilizar e implementar si quieres ser eficiente. ¡Aplícalo y busca la excelencia!