Roland Berger, presidente de Roland Berger Strategy Consultants

«Nací en una familia de empresarios: mi padre fue director general de un importante consorcio de alimentación y mi madre, gerente de una empresa de muebles». Con estos antecedentes familiares, Roland Berger (Berlín, Alemania, 1937) lo tenía difícil para equivocar su camino. «Crecí durante y después de la guerra mundial y estudié en diferentes escuelas de la Alemania de la postguerra». 

«Aplicado e interesado», aquel joven que cambiaba frecuentemente de domicilio reconoce que tenía gran «facilidad para aprender», algo de lo que se valió para dar clases particulares y obtener así sus primeros ingresos. Tras aquellos pasos iniciales vendrían sus primeras incursiones en el mundo de la empresa. «Siendo estudiante puse una lavandería que posteriormente vendí». El éxito le animó a volver a intentarlo: «Pocos meses después abrí una tienda de descuento de bebidas alcohólicas en Múnich, obteniendo también beneficios». Algo más que suerte acompañaba a aquel chico voluntarioso. 

«Desde mi infancia me interesó la economía», explica. Un interés que iba acompañado de otras inquietudes: «Estudié Arte Dramático, Historia y Psicología. Al finalizar mis estudios oí hablar de la profesión de consultor de empresa y me fascinó hasta tal punto que me decidí a desempeñarla». «Mi primer trabajo por cuenta ajena fue como consultor de empresas en Gennaro Boston, una empresa italo-americana de asesoramiento estratégico en Milán. Allí aprendí la profesión desde la base, bajo la dirección de dos iconos del mundo empresarial: Pietro Gennaro y Bruce Henderson, este último fundador del Boston Consulting Group». A partir de ahí, su carrera despega y, en 1967, se independiza y funda la compañía que lleva su nombre y en la que se suceden los éxitos: «En los años 70 participamos en la fusión de Touropa, Scharnow, Hummel y Dr. Tigges. Nacía TUI, el mayor operador turístico del mundo. En los años 90 también participamos en la reestructuración y privatización de Lufthansa. También hubo proyectos difíciles y épocas complejas: crisis regionales, mundiales y algunas relacionadas con el sector». «Cada cliente con el que he trabajado me ha dado nuevas lecciones, pero este aprendizaje vitalicio se ha amortizado y me ha fortalecido en el convencimiento de que se pueden superar todas las crisis».

Echando la vista atrás, este emprendedor se muestra tranquilo y satisfecho: «No me arrepiento de nada, pues he cumplido todos mis sueños. Aún hoy sigo haciendo lo que siempre me ha gustado hacer».

¿Y qué le hace ilusión a un hombre que ha conseguido el éxito y el reconocimiento mundial? «Deseo seguir ampliando la Fundación Roland Berger, que creé hace 18 meses, y a la que he inyectado un capital de 50 millones de euros de mi patrimonio privado». La fundación tiene una doble finalidad: «El respeto, la promoción y protección de la dignidad y de los derechos de las personas en todo el mundo. Para ello, todos los años se concede el premio Roland Berger para la Dignidad Humana, dotado con un millón de euros». Además, concede la beca Roland Berger para jóvenes sin medios, que les permite «disfrutar de una formación de alta calidad y, con ello, de una vida autónoma y digna». Bueno, le hace ilusión eso, y seguir triunfando: «Tras convertirme en presidente de Roland Berger Strategy Consultants en el año 2003, he creado otras ocho empresas que ya están en beneficios». 

«Huyo de quienes desperdician su talento»
«Analítico, creativo, diligente, experimentado y muy orientado a los cliente y empleados». Así se define profesionalmente este empresario, hombre polifacético donde los haya, cuyas inquietudes le han llevado a ser consejero del Bayern de Munich FC, además de presidente de varias asociaciones y amigo y asesor, entre otros, de Angela Merkel o de Schroeder. 

«Como empresario y directivo enseguida me dí cuenta de que no podía hacerlo todo yo solo y aprendí a delegar, a formar y mantener un equipo excelente. Me gusta trabajar con personas íntegras, amables y que realicen su trabajo de forma rigurosa y concienzuda». ¿Y de qué profesionales huye? «De los poco sinceros que desperdician su talento, a pesar de tener todas las posibilidades para triunfar». 

Para él, lo mejor de su trabajo es, precisamente, el dinamismo: «Trabajar con diferentes personas, con empresas de todos los ramos y de todo el mundo. Me gustan todas las situaciones con problemas específicos y en continuo cambio». En el otro lado de la balanza están los viajes. «Cansan y exigen una muy buena forma física. Mucho más que hace 20 años». 

«Me gustaría seguir viviendo como hasta ahora»
Este «optimista realista» le saca chispas a una vida que le ha enseñado «a no rendirse nunca y a buscar lo mejor en cada situación». Sus anhelos están claros: «Me gustaría disfrutar de salud durante mucho tiempo y seguir viviendo como lo he hecho hasta ahora». En sus ratos libres disfruta «del esquí de fondo, el montañismo y, desde hace muchos años, del arte y la música contemporánea», además de leer «un libro nuevo cada semana».

¿Y a quién admira Roland Berger? «Siempre me ha impresionado la figura de Federico Guillermo I. El rey prusiano desarrolló su país, pobre y endeudado, con esfuerzo, ahorro e inmigración. Ello permitió que su hijo Federico el Grande hiciera grandes hazañas».