«Aquí no hay nadie imprescindible». Suena a tópico, y lo es, pero todo el mundo ha tenido que escucharlo. En el fondo es cierto, y no existe empleado ni directivo que sea 100% insustituible. Al margen de espectáculos circenses únicos, ninguna persona lleva a cabo una tarea profesional que ningún otro mortal pueda ser capaz de hacer igual o mejor.
Desde que comenzó la crisis económica, el miedo a perder el puesto de trabajo ha crecido notablemente y, con él, la necesidad de sentirse una pieza clave en la estructura de la empresa. En opinión de César Castel, director de Operaciones en Adecco Professional, «aunque imprescindible no hay nadie, existen una serie de trabajadores que, en determinadas empresas, pueden llegar a ser muy importantes». En ese perfil de trabajador es en el que debemos aspirar a convertirnos. Para Castel, la clave reside en los empleados capaces de compaginar «formación técnica, competencias comerciales y conocimiento elevado de idiomas». Desde luego, estos principios son aplicables no solo a empleados, sino también a directivos.
La empresa de consultoría especializada en el ahorro de costes e incremento de la productividad Setesca elabora periódicamente una encuesta que recoge las opiniones de directores generales y consejeros delegados de numerosas empresas en lo que se refiere a sus expectativas sobre los empleados. Es decir, qué esperan de los candidatos, cuáles son las competencias de los mismos que más valoran, etc. Aunque los resultados son variados, la mayoría de los directivos apuestan por la consecución de resultados en primer lugar. «Vivimos una economización de la actividad productiva, y hoy en día, cuando hablamos de resultados, nos referimos a resultados económicos, por encima de otros valores que eran importantes para las empresas hace tiempo», explica Jordi Damià, socio director de Setesca.
Por detrás de la orientación a los resultados, los estudios de Setesca apuntan a la comunicación y a la proactividad como los factores más determinantes a la hora de convertir a un empleado en «imprescindible». En el caso de la comunicación, Damiá considera que «aparte de trabajar bien, hay que saber explicarlo igual de bien», al mismo tiempo que reconoce que lo deseable para un directivo es un «empleado que consigue más de lo que se espera de él en el seno de la empresa».
La creciente ferocidad del mercado laboral en el que nos desenvolvemos pone demanifiesto la importancia de destacar y de aportar valor. «Donde hace cuatro años, al publicar una oferta de empleo se inscribían 10 o 20 candidatos, ahora lo hacen 500, y todos con formación, experiencia e idiomas», argumenta César Castel. Por eso, es importante hacer un ejercicio de búsqueda de las verdaderas competencias quenos diferencian y explotarlas, tanto siendo candidato como posteriormente, una vez contratado. Y es que Castel lo tiene claro, «triunfará aquel que pueda aportar un plus, un valor añadido, una diferenciación…
¿Y qué esperamos de los direntivos y gerentes?
Muchas veces se obvia que somos personas con familia y vida privada, deberian tener en cuenta esto y no solo resultados.
¿Y si lo que se espera de un empleado supera las capacidades humanas?
El equilibrio es la clave, exigir y recibir…. ommmmmmmm
Me parece una auténtica locura.Mientras los ricos son c ada vez mas ricos,los pobres cada vez peor. Y todo gracias a esos directivos que por calentarl la silla cobran millones.Que arriesguen ellos más y trabajen más y dejen en paz al currito