Conocer bien la cultura empresarial es fundamental para llevar a cabo una labor de Recursos Humanos coherente y efectiva. Si no está bien definida, conviene desarrollarla para poder extraer todos los beneficios que aporta a un negocio. Te contamos cómo hacerlo y el reporte que esto va a proporcionar a tu compañía.

Por qué es importante la cultura empresarial

La cultura empresarial es la personalidad de una compañía, su forma de estar en el mundo. Todo negocio que reúne a un grupo de personas conforma su propia cultura de empresa. Sin embargo, muchas lo hacen de una manera inconsciente, sin una dirección ni propósito. Téngase en cuenta que afecta directamente a la imagen de marca. La compañía podría estar reflejando una impresión que no conviene ofrecer ni en el trato con proveedores, ni con clientes, ni con el talento valioso para la empresa.

Se ve representada en los valores, el comportamiento a través de los protocolos y metodologías que se establecen, el estilo de dirección, la estructura y jerarquía que se sigue o la forma de asignar recursos y definir metas y objetivos. La empresa es como una sociedad a pequeña escala, se crean hábitos, tradiciones y normas no escritas en torno a esa cultura o identidad conformada por el conjunto.

Los beneficios de llevar un control sobre esta “personalidad” son múltiples:

  • Atrae y retiene perfiles valiosos para la compañía
  • Genera una diferenciación en el mercado muy reconocible para clientes y proveedores
  • Transmite una imagen de confianza y control de la dirección hacia el exterior
  • Permite que se tomen decisiones de manera más ágil
  • Trae estabilidad a la colectividad de personas que forman parte de la empresa

HRTrends-Implantar una cultura de empresa

Cómo implementar la cultura de empresa

Para activar una acción realmente efectiva en la definición de la cultura de empresa, no basta con la labor que se haga desde el departamento de Recursos Humanos. La dirección debe estar implicada al máximo en este propósito. En ocasiones, esta es la parte más difícil de conseguir. Es necesario que se entienda que hacerlo va ha traer todos los beneficios mencionados, y que ello repercutirá directamente en el crecimiento y estabilidad de la compañía.

Esta puede ser una hoja de ruta válida para lograr la implantación de la cultura de empresa:

1. Revisar los códigos de comportamiento. Qué normas no escritas, que conductas, procedimientos, protocolos y políticas rigen en estos momentos la compañía.

2. Definir los valores a partir del ejercicio anterior. Se extrae lo que debe seguir formando parte del ADN de la compañía y se desecha lo que no convenga conservar.

3. Establecer modelos a seguir. A veces es mucho más sencillo transmitir qué dirección debe tomar un cambio si se alude a un modelo ideal o bien a determinados símbolos que lo representan.

4. Facilitar los canales de comunicación interna, para que toda esta labor pueda influir adecuadamente en la imagen que toda la plantilla tiene formada sobre la compañía.

5. Reflejar la cultura empresarial en el espacio físico. Esta es una de las recomendaciones de E. Schein, experto reconocido en este campo. El mobiliario y la disposición de los espacios también hablan de la identidad de una compañía.