Los vaticinios apuntan a que el gigante asiático será el primer país en salir de la crisis mundial: «Debería jugar un papel constructivo en la reconstrucción global», aconsejaba la semana pasada George Soros. Hipótesis a un lado, el que actualmente es el país más poblado del planeta ofrece un mercado potencial de cerca de 1,4 millones de personas, una economía en crecimiento y una progresiva apertura hacia Occidente. Las empresas españolas han tomado nota de esta oportunidad, de hecho, China acapara el 78% de la representación de nuestras empresas en Asia. Y la implantación allí no deja de crecer. Otro dato: China es, según el ICEX, el segundo país en intención de exportación entre las pymes de nuestro país, de momento las mercancías que se exportan allí se traducen en más de 2.000 millones de euros. El atractivo empresarial, a primera vista, es innegable pero hacer negocios con un profesional chino requiere tiempo, respeto por su cultura y, por qué no, algo de estudio.

 

Idioma: Más de 50.000 caracteres conforman el idioma chino. De ellos, unos 10.000 están en uso. Se dice que para leer un periódico chino haría falta conocer unos 3.500 y para comunicarse mínimamente basta con saber 1.000… No parece sencillo aprender una lengua que se basa en ideas (pictogramas), con una caligrafía tan delicada y que, además, es tonal, es decir según el tono (hay cuatro básicos) que se use, una misma palabra puede significar una u otra cosa. Para empezar, la Dra. Ping Shih Hu, profesora del Grado de Traducción y Comunicación Intercultural de la Universidad Europea de Madrid, propone la herramienta China para profesionales, que consta de 60 frases básicas y una introducción a las tradiciones y costumbres. «Las lenguas son una parte fundamental en el desarrollo de estrategias de internacionalización de las empresas. Por ello apostamos por el chino», apoya Santiago Rodríguez Llorente, decano de la facultad de Humanidades y Comunicación de esta universidad.

Cultura: Las oficinas comerciales del ICEX, asociaciones, blogs españoles sobre China… Existen innumerables fuentes para empaparse de las tradiciones y costumbres orientales. La profesora Ping Shih Hu insiste en que muchas de ellas se han convertido en mitos: «Si bien el peso de la cultura, de la tradición, es más fuerte que aquí, China no ha permanecido ajena a la evolución y a la influencia occidental». Aún así, conviene tener en cuenta algunas pistas. Por ejemplo, el carácter práctico del chino se mantiene hasta en una comida de negocios. No es de mala educación coger un bol o un plato y acercárselo a la boca, como tampoco se ve mal hacer ruidos al comer ni pedir cubiertos si no se manejan los palillos. Estos encuentros gastronómicos deben ser cortos, aunque la cantidad de platos es ingente, así como la de salsas (siempre habrá al menos cuatro sobre la mesa: soja, agridulce, picante y vinagre). Otros detalles pueden marcar la diferencia como el intercambio de tarjetas entre profesionales, que sigue todo un protocolo: deben entregarse y cogerse con las dos manos, mirando a los ojos y nunca guardarlas en el bolsillo de atrás.

Negocios: Sobre el Guanxi se han escrito auténticos tratados. Este término, que define la dinámica de las redes de contacto en el mundo de la empresa, es el equivalente a nuestro networking occidental, «sin guanxi no hay negocio», afirman algunos expertos. Los contactos, en este sentido, toman un valor especial por lo que se recomienda la visita a ferias, relacionarse con otras compañías españolas, incluso pueden superar el ámbito profesional. Desde la UEM, la profesora Shih Hu destaca otro aspecto de los negocios asiáticos: «En una sociedad tan competitiva y con tanta población, todo es excesivamente jerárquico». En este sentido, antes de cerrar un contrato, el proceso será largo, detallado y, en ocasiones, parecerá interminable.