Las entrevistas de trabajo son uno de los métodos más efectivos para llevar a cabo un proceso de selección de personal. El objetivo es saber si el candidato es un profesional idóneo para ocupar el puesto ofertado, por lo que las cuestiones que se plantean al interesado deben estar muy bien escogidas. Sin embargo, existen preguntas comprometidas en una entrevista de trabajo que conviene evitar, ya que pueden ser consideradas discriminatorias o ser incluso objeto de demanda.
Por qué hay preguntas que conviene evitar
El artículo 14 de la Constitución Española establece que “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Por tanto, preguntar sobre la salud, la edad, el sexo, la vida familiar, las preferencias políticas o las creencias religiosas no solo es discriminatorio, sino también ilegal.
De igual manera, el Estatuto de los Trabajadores también ampara en alguno de sus artículos que el candidato decida no contestar a cualquier cuestión relacionada con estos temas en una entrevista de trabajo.
Preguntas comprometidas en una entrevista de trabajo
Al realizar una entrevista de trabajo, conviene evitar determinadas cuestiones que pueden ser consideradas discriminatorias o incluso ilegales. Estas son algunas de las preguntas que no se recomienda hacer en una entrevista de trabajo:
¿Está casada, le gustaría quedarse embarazada o se plantea tener un hijo?
Esta cuestión se suele realizar, principalmente, a las mujeres. Sin embargo, es una información que pertenece a la intimidad de la candidata y no es relevante para evaluar sus aptitudes y capacidad para ocupar el puesto. De igual manera, preguntar a un candidato qué ha estado haciendo en los últimos años, especialmente cuando se tienen sospechas de que la persona ha estado al cuidado de sus hijos o de familiares dependientes, puede hacerle sentir incómodo.
¿Qué edad tiene?
Salvo determinados casos muy concretos, la edad no es un dato que se considere relevante para realizar un trabajo, ya que no está relacionado con la capacidad de rendimiento de la persona interesada en el puesto. Si la empresa busca, por alguna razón, a un profesional de una determinada franja de edad, hay que indicarlo claramente en la oferta de trabajo, preferiblemente argumentando por qué solo una persona de esa edad puede ocupar el puesto.
¿Se sentiría cómoda trabajando solo con hombres?
Esta pregunta se considera discriminatoria en cuestión de género. El candidato puede negarse a contestar, o incluso presentar una demanda contra la empresa, por el simple hecho de haberse planteado en una entrevista de trabajo.
¿Cuál es su nacionalidad? ¿Qué religión practica?
Cualquier persona que resida en España de forma legal tiene derecho a trabajar en el país. Asimismo, la práctica de una religión no influye en el rendimiento laboral de un candidato. Ambas preguntas, y todas las variantes orientadas a obtener este tipo de información, como “¿cuál es su lengua materna?”, son discriminatorias.
Cuestiones relacionadas con la salud o las simpatías políticas
La opinión política de un profesional es irrelevante para el puesto. De igual manera, una empresa nunca debe preguntar en una entrevista de trabajo cuánto mide o pesa el candidato, o si goza de buena salud. En este sentido, también se considera discriminatorio pretender saber si el candidato ha superado o no el Covid-19.
¿Le han multado o arrestado alguna vez?
Nadie tiene el derecho a conocer los antecedentes penales ni a discriminar a un profesional por los mismos. Esta pregunta vulnera el artículo 4.2 del Estatuto de los Trabajadores.
En algunos países de la UE, como Francia o Reino Unido, se están imponiendo cada vez más los denominados “currículums ciegos”, en donde no se incluyen los datos personales ni la fotografía del candidato. En cualquier caso, la organización debe saber cuáles son las preguntas comprometidas en una entrevista de trabajo que no deberían hacerse nunca al candidato. No solo por no hacerle sentir incómodo, sino también que se incurre en una discriminación que podría ser objeto de denuncia.