Se acerca la Navidad y tenemos que ponernos a pensar en cómo vamos a compaginar nuestros horarios con el tiempo de vacaciones de nuestros hijos.

El desajuste entre las vacaciones en las empresas y las escolares nos provoca muchos quebraderos de cabeza. Además de desembolsos extras que junto a los propios de la Navidad hacen de esta época un saco roto por donde se van sueldos, ahorros y… extras, ay, las pagas extras.

Queremos disfrutar de estar juntos, tenemos que hacer compras especiales tanto de comidas como de regalos y es difícil encontrar un hueco. Este año a lo largo de 19 días, que es el periodo de vacaciones en el cole. La conciliación en Navidad supone un reto que se debe cubrir con iniciativas personales, empresariales y la participación de organismos públicos. Con suerte podremos coordinarnos con nuestra pareja o corresponsable de nuestros hijos pero…

¿Cómo ajustamos agendas y horarios de unos y otras?

¿Qué hacen las empresas?

Algunas empresas facilitan a sus empleados la opción de trabajar desde casa en esta época. El teletrabajo constituye una de las medidas estrella de responsabilidad social empresarial, aunque su implantación en nuestro país es lenta y exclusiva de algunos sectores.

La flexibilidad horaria es una de las posibilidades que se ofrecen en algunas compañías. La jornada se reduce durante la época navideña para luego compensarla a lo largo del año.

Existen empresas donde se pone a disposición de los empleados servicios de guardería. Los niños están al cuidado de profesionales y es muy cómodo llevarlos y recogerlos. Además, podemos echarles un vistazo durante un descanso.

Los informes especializados en responsabilidad social corporativa (RSC) lo destacan. Favorecer la conciliación de la vida familiar a los trabajadores trae consigo una mejora del clima laboral. Y más en Navidad.

Pero no todas lo hacen o lo pueden hacer.

¿Qué hacemos los trabajadores?

Gran parte de los trabajadores se reservan una semana de vacaciones para poder disfrutarla en Navidad junto a su familia. Adecuamos las vacaciones anuales para hacerlas coincidir en la medida de lo posible con las escolares y tener tiempo para disfrutar juntos.

También se solicitan excedencias. A veces no queda más remedio que tomar esta medida. No trabajamos durante ese periodo pero tampoco lo cobramos. En ocasiones preferimos esta opción a tener que pagar a una persona que cuide de nuestros hijos.

Si alguno de los progenitores se encuentra en paro, muchas veces se suspende en esta época la búsqueda activa de empleo para dedicarse íntegramente al cuidado de los menores.

El que pueda echará mano de los grandes aliados de la conciliación, los abuelos. Además de un ahorro supone una oportunidad para estrechar lazos intergeneracionales y familiares.

Otras veces no se puede o no se quiere cargar todo el peso de esta tarea sobre los más allegados. Se opta entonces por pagar a personas por el cuidado de los niños.

¿Qué hacen las instituciones?

Haciéndose eco de esta necesidad, ayuntamientos y colegios programan campamentos urbanos con temática navideña con el fin de ayudar a las familias. Los centros escolares suelen abrir sus puertas en este periodo, excepto los fines de semana y festivos. Muchos de ellos incluyen desayuno y comedor para cubrir toda la jornada laboral de los progenitores. Ludotecas y talleres municipales se suman a esta oferta pública navideña.

En épocas clave del año como son las Navidades se aviva el debate sobre la conciliación y la racionalización de los horarios. Empresas y trabajadores esgrimen sus argumentos, quejas y sugerencias. Los empleados valoran muy positivamente las iniciativas empresariales enfocadas hacia la conciliación. En muchas empresas es posible llevarlo a cabo con un pequeño esfuerzo que beneficia a ambas partes. En otras, bien por sus características de negocio, bien porque supone un desembolso inasumible se deja para tiempos mejores.

En cualquier caso, trataremos de resolver el envite con grandes dosis de paz y amor y lo que podamos de conciliación.