El aprendizaje colaborativo es una metodología basada en la autonomía, la autogestión y la interacción entre las personas. Agiliza los procesos de reskilling y upskilling de la plantilla, transformando los modelos tradicionales de formación. Algunos consejos prácticos para fomentar esta práctica en la empresa son el cambio de actitud hacia un aprendizaje continuo, la autoevaluación, el rol de facilitador de quien dinamice y el establecimiento de metas colectivas.

El valor del aprendizaje colaborativo

La velocidad con que el personal tiene que mantenerse actualizado en sus conocimientos es tan vertiginosa que los modelos tradicionales de aprendizaje se van quedando obsoletos paulatinamente. En un contexto donde una app tiene vigencia durante un par de años, desarrollar un curso de 265 horas parece contraproducente. Las habilidades que eran necesarias para un puesto antes de la pandemia, van siendo menos vigentes progresivamente.

La metodología más eficaz es el aprendizaje colaborativo, que permite construir un saber común al equipo agilizando los procesos. Lo habitual es conformar grupos de dos personas mínimo para resolver problemas, ejecutar tareas o aprender nuevos conceptos de interés colectivo. Este proceso está basado en la autonomía, la autogestión y la interacción entre las personas. La responsabilidad es individual, pero los logros son colectivos. Ya conoces el dicho popular: “ignorante no es quien no sabe, sino quien no quiere saber”.

Los entornos cambiantes o VUCAH se actualizan constantemente, cambian y deben estar al alcance de todo el personal. Una plantilla que sienta la confianza para ponerse al día sobre sus conocimientos guiada y apoyada por su empresa, estará más motivada y comprometida. La extensión de las jornadas híbridas o en remoto han aumentado la flexibilidad, y con ello la necesidad de que esos contenidos necesarios para el aprendizaje estén disponibles en todo momento.

Equipo practicando aprendizaje colaborativo en la empresa

Guía para fomentar el aprendizaje colaborativo en 7 pasos

Construir este entorno colectivo de conocimiento no es un proceso automático. El objetivo trasciende la mera creación de una librería de recursos. El aprendizaje colaborativo se basa en una dinámica constructiva que sigue los siguientes 7 pasos:

  • Cambia de actitud respecto a la comprensión de los procesos. Sustituye la pregunta “¿Qué está pasando?” por “¿Qué estoy aprendiendo?”. Es recomendable tener en cuenta las expectativas de los participantes.
  • El diagnóstico también debe ser colaborativo. Es decir, detectar las necesidades de aprendizaje y a quiénes va a dirigirse la acción también es construido por la comunidad.
  • Recurre a la figura del mentor en cada área, aplicando también el mentoring inverso. Todos los niveles y experiencias aportan a ese bien común del que se retroalimentan de manera individual.
  • Busca quien coordine el desarrollo, pues ostenta un rol de facilitador y formador en ese enfoque dinámico que mejora la adaptabilidad al cambio.
  • Establece metas y objetivos grupales, que saquen a los miembros del equipo de las inercias individuales. Los grupos medianos fomentan el pensamiento divergente y la creatividad necesaria para este aprendizaje.
  • Deja las normas claras y promueve la transparencia. La comunicación debe ser eficaz para mejorar la agilidad del procedimiento. También así evitarás discusiones o malentendidos. Verbalizar pautas aparentemente evidentes como que debe reinar el respeto ayuda a alcanzar los objetivos, incluido en espacios virtuales.
  • Crea herramientas de autoevaluación y aprovéchate de las soluciones informáticas. Las plataformas de LMS (Learning Management System) son muy útiles en este sentido.