Cuando iniciamos una aventura, cuando llegamos a un nuevo barrio, nos gusta encontrar a alguien que nos de las principales claves del lugar. Dónde comprar, qué visitar, con quién contactar si… Ese alguien se convierte en una fuente muy fiable de información ya que acumula una experiencia valiosísima de primera mano sobre el sitio. Nos facilita el aterrizaje y no nos sentimos tan nuevos en ese lugar.
Trasladado al universo empresarial, esa persona es un profesional que tiene un profundo conocimiento de la empresa, del sector o de la profesión y que ofrece todo ese saber a un miembro recién llegado y lo acompaña al inicio de su camino. Le ofrecerá claves para orientarse y comenzar la aventura proporcionando una dosis extra de confianza.
Este proceso de tutelaje que se establece entre el profesional experimentado y la persona recién llegada es lo que se llama mentoring.
Entre las funciones que desarrolla un mentor se encuentran establecer y alcanzar metas profesionales, superar retos en el trabajo, tomar decisiones con más confianza, aprender nuevas habilidades o proporcionar un punto de vista externo cuando se está ante dificultades.
El mentoring puede utilizarse como un modo de gestión del talento dentro de la empresa para acompañar a ejecutivos recién llegados. También puede ser un modo de potenciación del tejido empresarial en una región desarrollando programas donde asociaciones empresariales dan apoyo con sus conocimientos a emprendedores o nuevas iniciativas.
La participación en acciones de mentoring se realiza siempre de forma altruista, en parte esto es lo que lo diferencia de una consultoría. El profesional experimentado ofrece su conocimiento y experiencia y los neófitos/as ofrecen a cambio su compromiso, esfuerzo y proactividad. En algunas empresas esta labor forma parte de las acciones de responsabilidad social corporativa.
¿En qué consisten las sesiones de mentoring?
Una sesión de mentoring puede comenzar con un primer momento de encuentro de los participantes. Presentaciones y aspiraciones de unas y otros. Posteriormente se establece una hoja de ruta donde se incluyen objetivos y retos de la iniciativa y un plan de acción y estrategias para llevarlas a cabo. Los ámbitos pueden ser desde habilidades directivas, gestión financiera, márketing y comunicación, recursos humanos, planificación estratégica, ventas o la internacionalización de la empresa.
Un proyecto de mentoring suele durar unos seis meses. Los promotores consideran que es un tiempo suficiente para haber adquirido las principales claves y poder hacer las primeras tentativas tuteladas. Después toca volar solo/a, aunque complementando con actividades de networking los lazos y apoyos que se generan se fortalecen y amplían y el nuevo proyecto adquiere una potencialidad de éxito mucho mayor.
El mentoring también puede utilizarse en otros medios. Por ejemplo, partiendo del ámbito educativo con el fin allanar el acceso al mundo laboral. Se orienta y pone en contacto al mentorizado/a con expertos con perfiles académicos y profesionales similares que le ayudarán a facilitar el acceso a su primer empleo.
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