Xesco Spar, experto en dirección de equipos.

La naturaleza nos llena de pistas. El ciclo de las estaciones se reproduce invariablemente cada año. Primavera, verano, otoño e invierno se suceden en el mismo ritmo desde que aparecieron los años y, haciendo un atrevido paralelismo, es más que posible que veamos por dónde deben ir nuestras  intenciones para salir individualmente de esta crisis participando nosotros en nuestro propio rescate.

Fresca y optimista, la primavera siempre aparece después del invierno. Es el momento de plantar. En función de lo que plantas y de cuánto plantas, en otoño recogerás el fruto de tu trabajo. Nosotros debemos plantar nuestras ideas, nuestros proyectos… El radiante verano aparece después. En verano hay que cuidar el campo o las malas hierbas acabarán con nuestra cosecha.

Igual que aparecen las malas hierbas, todo lo bueno es siempre atacado. Y tenemos que defender lo que es nuestro. Tenemos que defender lo que hacemos: nuestros trabajos, nuestros proyectos, nuestras empresas. Hay que ir cada día y trabajar en nuestras ideas, aunque parezca que no sucede nada especial.

La gran noticia del ciclo es que si siembras en primavera y cuidas el cultivo en verano, en otoño recoges mucho más de lo que plantaste. Aquella semilla inicial, tras el cuidado cauteloso se convierte ahora en una planta con su fruto… ¡en un volumen muy superior al inicial! Ahora bien, debemos tener presente que recogemos en función de lo que plantamos. Si plantamos coles, recogemos coles, no trigo. Si plantamos mucho, recogemos muchísimo. Si no plantamos nada, nada recogeremos.

Invariablemente, al final del ciclo llega el invierno. El campo está agotado. Hay que dejarlo descansar, hay que dejarlo renovarse. A veces incluso hay que plantearse plantar algo diferente, ya que el substrato que daba alimento a nuestra cosecha anterior está agotado.

La buena noticia del ciclo de la vida es que nuevamente llega la primavera. Otra vez. Siempre. Momento de ilusión y momento de plantar. La mala noticia en que no vamos a volver al otoño. No va a venir nadie y nos va a colocar de nuevo en el otoño, donde solo recogemos. El ciclo va adelante, y si nosotros no plantamos no vamos a volver a recoger.

Es así y así ha sido desde el principio de los tiempos. Es estúpido esperar lo contrario. Parece que hay gente que ha nacido en otoño. En el periodo de abundancia. Y que está esperando que regrese de nuevo. La única y más rápida salida de nuestra situación pasa por participar nosotros en nuestro propio rescate y actuar.