Infoempleo ya ha superado los 30 años en el ámbito del empleo y la formación, con más de 5.500.000 de usuarios registrados y más de 80.000 empresas que buscan el candidato idóneo en su base de datos. Pertenece, además, en exclusiva en España a «The Network», una red internacional de portales de empleo que permite acceder a más de 296  millones de candidatos en todo el mundo. 

El equipo con el que trabaja Jorge Guelbenzu está en contacto diario con el mundo de la formación y el empleo, y realizan informes como el Informe Infoempleo Adecco 2015: Oferta y demanda de empleo en España y especiales online como Especial Máster y Postgrado 2016 en su propio portal de formación Avanzaentucarrera.com.

¿Cuáles son las principales aportaciones de Infoempleo y Avanzaentucarrera.com a la información sobre másteres y postgrados?

Existe una necesidad evidente: las empresas están cada vez más volcadas en la búsqueda del talento joven, que accede, cada vez más, a estudios de postgrado, lo que aumenta su especialización. Queremos dar claves como la información sobre la homologación del título, las diferencias entre títulos propios o másteres oficiales y las diferentes becas y ayudas.

¿Hasta qué punto es importante este tipo de preparación académica?

Su importancia es indudable y, además, y como rasgo diferencial, es la única vía de acceso para determinadas profesiones, como en el caso del Máster de Acceso a la Abogacía, necesario para ejercer y colegiarse. Según nuestros datos, más de un 13% de las ofertas de trabajo requiere formación de postgrado. Por otra parte, hay mucha gente que trabaja en estudios con mucha carga técnica, tiene mucha idea de lo que hace –por ejemplo, un desarrollador web, un médico–, pero le falta el conocimiento para manejar el área de finanzas, la comercial, etc. En carreras que no son del mundo empresarial, el hacer un máster de este tipo permite adquirir esas habilidades.

Y no sólo para jóvenes, sino para personas con más edad, profesionales con experiencia…

Por supuesto, ya que también es importante, por ejemplo, en el caso de las personas que tienen que reciclarse en su área de trabajo, o recurrir al autoempleo. Y muchos de ellos llegan a clase para situar en un contexto teórico lo que ya han realizado en la práctica. Como norma general, y en un escenario académico en el que hay programas diseñados para recién salidos y para personas con experiencia: si es por especialización, cuanto antes, mejor; si es por consolidación, tres o cuatro años después de la incorporación al mercado laboral.

¿Cuáles son los postgrados más demandados?

Básicamente, sigue habiendo demanda en el apartado legal y el económico-financiero y, dentro de las Ciencias de la Salud, especializaciones como la implantología o la gestión hospitalaria. E indudablemente, la informática y la tecnología  –«big data», «science data» y marketing, robótica, etc.– ya forman parte del presente, como relevo de una larga época en la que la tendencia ha sido de muchas licenciaturas en Humanidades y menos en el sector tecnológico o en las ingenierías.

¿Piensa que, como en otros países, nos llegaremos a plantear el «año sabático» entre grado y postgrado, para viajar, conocer mundo, trabajar, aprender idiomas…?

Todo depende de las circunstancias de cada persona y las propias de su entorno. Pero si es , por ejemplo, para aprender un idioma, como el inglés –un aspecto fundamental–, merece la pena: las ofertas de trabajo han crecido por encima de un 5% en el último año en países como Alemania, Holanda, Gran Bretaña y Bélgica. Como en otros aspectos de la vida, hay pros y contras: por ejemplo, mejorar la empleabilidad de esta forma puede suponer cortar el ritmo de estudio y perder un año ante la «competencia».

¿Queda camino por recorrer, sobre todo en el caso de las instituciones públicas?

Mientras vemos que las universidades públicas no están entre las más consideradas, las escuelas de negocio sí que lo están –sobre todo, por la parte de negocio–, como los MBA  de instituciones como IESE, ESADE, IE, etc. Se necesitan portfolios mucho más amplios y mejor pensados, muy «de nicho», concretos, para obtener prestigio.

En cuanto a la financiación, ¿hasta qué punto el precio es una barrera?

Existen diversas becas y ayudas, como las propias de los centros públicos y las de compañías y fundaciones privadas que apoyan la incorporación de alumnos a esta modalidad de educación, basándose, sobre todo, en el talento y en los aspectos socioeconómicos. Tenemos que ser conscientes del peso importante de estas decisiones para la vida personal: la cultura anglosajona piensa más en financiar la educación, como activo de futuro para obtener más ingresos, mientras que en España nos endeudamos más en consumo que en formación.

*Información elaborada por Alberto Velázquez Gómez del Pulgar y publicada en el Suplemento ABC Empresa el 15 de septiembre de 2016