Ricardo Carramiñana, director general de EADIC.

La crisis económica que comenzó en el 2008 ha golpeado con dureza a todos los sectores empresariales. Las formas del paisaje surgido después de la batalla resultan fáciles de adivinar: las grandes compañías tendrán estructuras mucho más livianas y en ellas no existirán empleos de por vida. Como consecuencia la mayor parte de los profesionales trabajarán por proyectos y su buena reputación será la mayor garantía de éxito en un mercado laboral en el que los contratos indefinidos serán una situación excepcional.

En este sentido, las profundas transformaciones que se están produciendo en el mercado de trabajo han sorprendido a los profesionales con la guardia muy baja. Los sistemas existentes de aprendizaje, desarrollo, reciclaje y adaptación de capacidades y conocimientos no son funcionales para mantener actualizadas las habilidades necesarias para ser competitivos en un entorno tan exigente. Cuando las empresas afronten la realización de nuevos y grandes proyectos buscarán los servicios de los mejores ingenieros y técnicos dentro de un mercado global donde la formación continua juega un papel fundamental a la hora de diferenciarse, por ello necesitamos urgentemente un cambio de modelo.

Hoy en día soluciones como Linkedin, Skype y las espectaculares herramientas de comunicación de las que disponemos gracias a la tecnología han dado un giro de 360 grados a los flujos de trabajo y las relaciones laborales. Si una empresa quiere encargar la realización de una web, un cálculo estructural, creatividades de promoción y marketing y casi cualquier cosa, puede elegir trabajar con un experto de Madrid, Lima o Bogotá. La selección de uno u otro dependerá más de sus conocimientos a la hora de ofrecer soluciones competitivas que de su ubicación geográfica. La formación de profesionales debe evolucionar al menos a la misma velocidad o incluso anticiparse para dotarnos de las herramientas necesarias que nos permitan readaptarnos y tener éxito en nuestras carreras.

Comparemos la formación tradicional con un restaurante en el que se sirven distintos menús. Podemos elegir entre ellos, pero a partir de ese momento está decidido el primer y segundo plato, el postre, la bebida, el precio del mismo e incluso el tiempo en el que debe ser consumido. Incluso la mesa que ocuparemos en el restaurante y nuestros acompañantes a la misma se incluyen obligatoriamente en el menú seleccionado.

Al día de hoy ya existe una nueva formación impensable hace pocos años y que nos permite, una vez seleccionado el menú, cambiar cualquiera de los platos. Ampliamos o reducimos la cantidad de cada uno de ellos y elegimos el lugar dónde comerlo y la duración de nuestros almuerzos. Además el precio se adecúa a nuestras necesidades o a lo realmente consumido, decidimos si disfrutaremos de unos manjares una vez en la vida, nos daremos un atracón navideño o tomaremos saludables porciones de forma regular.

La aparición y desarrollo de internet representa un importante avance para la formación, pero la revolución aquí comentada no se refiere únicamente al hecho de ser online sino a una formación abierta y flexible. El modelo de enseñanza que debemos fomentar se caracteriza por adaptarse a nuestro ritmo de vida y trabajo, de esta manera nos formamos en los momentos y lugares que elegimos. Es permanente y le reservaremos su espacio durante el resto de nuestra vida junto con otras actividades tan cotidianas como mantenernos en buena forma física haciendo deporte regularmente. Al ser continuo es importante que se adapte a nuestra economía sin necesidad de hacer importantes inversiones en momentos puntuales.

La interacción entre alumnos profesionales y el intercambio de experiencias con los profesores enriquecen la experiencia educativa generando un nuevo sentimiento de pertenencia. Gracias a las redes profesionales y a las comunidades verticales se prolongan las relaciones iniciadas en los programas formativos de forma permanente. A su vez, estas relaciones fomentan que los alumnos se conviertan en profesores y los límites de aprender y enseñar se difuminen.