En España lo tenemos claro: “donde se ponga una empresa que concilia, que se quiten las demás”. La encuestas hablan de mayor valor a un buen paquete de medidas de corresponsabilidad que al ambiente laboral o al salario. Mayor flexibilidad a la hora de entrar y de salir son medidas de coste cero para la empresa. Aplicar la jornada intensiva todo el año es una de ellas. Aunque determinados negocios por su actividad no pueden aplicarla, las ventajas para los que sí pueden y lo implementan son numerosas.
La jornada intensiva reduce el estrés
Este tipo de jornada está directamente relacionada con la propuesta de racionalización de los horarios. Objetivo: se mantiene la intensidad en el trabajo, con un breve descanso para comer, y así se garantiza el derecho a la desconexión. De esta manera, mejorará la salud mental de los empleados y rebajará los niveles de estrés.
Si el personal de tu empresa tiene más flexibilidad con la entrada y la salida o puede coordinarse estratégicamente, entre los componentes, van a estar más motivados y, por tanto, va a aumentar la productividad. Ventajas económicas a coste cero.
Favorecer la corresponsabilidad
Hace años que los estudios argumentan razones para cambiar los horarios y ajustarlos a las necesidades familiares y, de paso, coordinarlos con directivos y empleados internacionales. Con las mañanas o las tardes libres, según el turno, se es más feliz. Y quien es más feliz trabaja mejor.
Además se soluciona el problema del absentismo. Con horarios flexibles para conciliar se reducen las faltas en el trabajo. El tiempo es un recurso limitado y aprovecharlo al máximo también mejora la autoestima y el engagement.
Aumentar la productividad
El sector servicios, que supone el 60% en España, poco a poco va adoptando la jornada intensiva. Ofrece horarios ininterrumpidos (si es comercial, por ejemplo) y se ha registrado un aumento del 9% en su productividad. El presentismo no implica mayor rendimiento. La productividad por hora en España está muy lejos del 100%, un 32%. Noruegos rozan el 80% y trabajan 270 horas menos. Con la jornada intensiva se rinde más porque te organizas mejor.
Ya están descritos algunos métodos para combatir el miedo a la escasa rentabilidad de la jornada intensiva por falta de concentración o atención prolongada. Las técnicas más señaladas son:
- Podomo: divide la rutina de trabajo en lapsos de 25 minutos y descansa entre 3 y 5 minutos entra cada uno.
- Eisenhower: distribuye las tareas entre urgentes e importantes.
- Kahban: coloca las tareas en un cuadro y asigna diversos estatus.
- Seinfield: establecer las tareas diarias y el “paso a paso” para cumplirlas.
- Esquema Getting This Done: elabora una lista de tareas con estas cinco categorías: recopilar, procesar, organizar, revisar y ejecutar.
Ahorro energético para la empresa
Menos horas en oficina implica menor impacto medioambiental. Menos gasto para la plantilla en transporte. Algunos ejemplos de empresas que llevan años aplicando la jornada intensiva con éxito son Iberdrola, Paradigma Digital o MRW.
Atraer y retener talento
Para el 44% de los trabajadores, según Randstad, las políticas de conciliación son fundamentales para no cambiar de trabajo. En España hay demanda de “expertos digitales” que están dispuestos a migrar siempre que se respete el equilibrio entre la vida laboral y la profesional. La jornada intensiva es una buena respuesta.