Por Javier Pagán, coach de negocios. Gerente de Activa-t Servicios Empresariales. Profesor de ENAE Business School
Todas las personas que deciden iniciar un proceso de coaching tienen una cosa en común: quieren cambiar su estatus quo, conocen sus posibilidades y se sienten frustrados por no saber como aprovecharlas. Salir de este estado de inmovilidad tiene implicaciones para ti y para tu organización ¿estás dispuesto a asumirlas? Para saber más, te invitamos a que sigas leyendo.
Enhorabuena. Seguir leyendo implica haber tomado una decisión, elemento fundamental para vencer la inmovilidad. Ahora bien, tu esfuerzo no puede quedarse ahí. Debes ser consciente de que decidir te conduce al verdadero reto: actuar. Por que una cosa debes tener clara desde el principio; el actor principal en este proceso eres tú. Por ello, seguir leyendo estas líneas constituye un gran paso: tú y nadie más que tú ha decidido seguir adelante. Sentir que tienes poder para decidir y actuar es la clave de todo proceso de cambio. La responsabilidad de seguir o parar es tuya y sólo tuya ¿qué decides?
Este último párrafo me ha traído el recuerdo de la película Matrix y la escena de Morfeo ofreciendo a Neo las dos píldoras: “Si tomas la píldora azul, la historia acaba, te despiertas en la cama y crees en todo lo que quieres creer. Si tomas la píldora roja te quedas en el mundo de las maravillas, y te enseñaré que tan profundo el hoyo del conejo es… Recuerda, lo único que te estoy ofreciendo es la verdad, nada mas….” Nuestra vida está llena de decisiones, unas más sencillas que otras, pero todas giran en torno a lo mismo; tomar la píldora azul y quedarnos en lo conocido o arriesgar y tomar la píldora roja y entrar en el mundo de lo desconocido ¿De qué color están pintadas tus decisiones?
Estar en esta línea implica haber tomado la píldora roja, has decidido adentrarte en lo desconocido. Como líderes efectivos que somos, conocemos la realidad que sustenta nuestras decisiones y acciones. Tenemos claro por qué hacemos lo que hacemos. Siempre hay una razón lógica. Tomar la píldora roja implica un ejercicio de reflexión y autocrítica. Implica reconocer nuestra parte de responsabilidad en los resultados y la necesidad de ajustes en nosotros mismos. Implica reflexionar sobre el sentido que está tomando nuestra vida ¿estamos dando vueltas en círculos cada vez más concéntricos que nos llevan hacia un núcleo oscuro y tenebroso o avanzando con fuerza hacia un futuro lleno de ilusión y esperanza?
Lo que nos empuja frecuentemente a tomar la píldora azul es haber caído en la trampa de nuestra propia efectividad. Nuestro entorno nos manda continuas señales ¿Qué uso hacemos de ellas? ¿Cómo actuamos si un cliente nos llama enfadado por que no ha recibido un pedido a tiempo o por que el servicio que ha recibido dista mucho de lo que esperaba? ¿Cómo reaccionamos si las relaciones con nuestros trabajadores se tensan o si pensamos que todos ellos son inútiles? ¿Y si recibimos señales como la ganancia o perdida de peso, o nuestra pareja se queja por que no hablamos ni salimos a cenar con ella o vemos menos a nuestros hijos y amigos? Sólo hay dos posibles respuestas justificar, azul o actuar, rojo ¿Qué color es el tuyo?
Mantener un éxito continuado pasa por un proceso de actualización constante de nosotros mismos, pasa por identificar las ventajas de la píldora roja. Aceptar la existencia de los colores es un paso, pero ¿estamos dispuestos a asumir el riesgo que ello conlleva para nosotros? Nuestra experiencia como coaches nos demuestra que los que se atreven a probar se enfrentan a continuos retos. Se enfrentan a su propia realidad y sus hábitos. Decidir si tomar la píldora roja o la azul equivale a vencer nuestra zona de confort o acomodarnos en ella. Al final, las opciones se reducen a dos: asumir la responsabilidad del cambio de uno mismo o seguir con la creencia de que “más vale malo conocido que bueno por conocer” ¿Cuál es tu caso? ¿Preparado para probar?