Los idiomas se han convertido en un elemento indispensable. Las empresas cada vez se fijan más en ese apartado de nuestro currículum. Así lo asegura, al menos, un informe elaborado por Infoempleo y la consultora de recursos humanos Adecco, que han analizado más de 200.000 ofertas de empleo en toda España y han comprobado  que la demanda de idiomas por parte de los  empleadores se incrementa cada vez más. Durante el año pasado, el porcentaje de ofertas laborales que requerían contar con algún tipo de idioma se incrementó en más de siete puntos porcentuales, hasta alcanzar el  33,76% del total de la oferta.

En esta escalada, el inglés sigue siendo el rey.  Es la lengua que domina el mundo de los negocios y el 74% de las ofertas de trabajo cualificado lo exige como requisito imprescindible. Sin embargo, la globalización y el afianzamiento de un mundo sin fronteras ha favorecido el hecho de que las empresas estén empezando a exigir el conocimiento de otras lenguas que, tradicionalmente, no tenían cabida en el mercado laboral español. Ahora se pide chino, árabe, polaco, checo o japonés.

Por otro lado, un informe de la agencia TW Grup, en colaboración con el curso de inglés «online» My Oxford English, pone de relieve que los  empleados españoles con conocimientos de inglés ganan entre un 12 y un  5% más que los trabajadores que no tienen manejo del idioma. Informática, consultoría, ingeniería, medicina, banca y finanzas destacan como las áreas laborales en las que el uso y empleo del inglés se hace imprescindible a la hora de optar a un puesto de trabajo.

Españoles monolingües

Aunque las ventajas de manejar con soltura otros idiomas –principalmente el inglés– son muchas, parece que no nos damos por aludidos. Algunos países europeos están empezando a tomarse la enseñanza del inglés como un problema nacional. La semana pasada el ministro de Educación francés, Luc Chatel, alertaba de la escasa preparación en inglés del alumnado galo –tan solo el 23% de los franceses tiene la capacidad de hablar y escribir en inglés– y sugería que los niños empezaran a estudiar inglés desde los 3 años.

En este sentido, también nuestras cifras son preocupantes. Según el  barómetro del CIS de febrero de 2010, solo el 23% de los españoles declaraba que era capaz de hablar y escribir en inglés, pero el dato más alarmante añadía que el 26,5% de los encuestados no quiere estudiar ningún idioma.

¿Por qué los españoles tenemos tantas dificultades para aprender inglés? El  problema lo arrastramos ya desde la época de estudiante. «Un factor relevante en el aula es el hecho de que el alumno no ve la necesidad de comunicarse en la lengua extranjera de manera continuada –sabe que, en  cualquier momento, puede utilizar su propia lengua–, de ahí que casi siempre hable en español. De igual modo, las actividades comunicativas orales no son aún tan relevantes como deberían ser», asegura Gregorio  Martínez Simarro, profesor de inglés de secundaria en un instituto público madrileño, con una experiencia docente de más de diez años.

A ello se añaden las diferencias lógicas entre las dos lenguas. «A los alumnos les resulta difícil hablar y pronunciar las palabras en lengua inglesa, así como reproducir el ritmo y la entonación adecuados, debido, en gran parte,  a las diferencias entre las dos lenguas: de origen germánico una en contraposición al origen románico de la otra», añade Simarro.

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