El mercado laboral está en constante evolución. La digitalización, la automatización y la globalización han transformado la forma en que operan las empresas, lo que exige a las empresas nuevas tácticas formativas para mantener la competitividad. En este contexto, las estrategias de Upskilling y Reskilling son herramientas clave para asegurar que los equipos cuenten con las competencias necesarias para afrontar los desafíos actuales y futuros. Pero, ¿Cómo implementarlas? ¿Por qué deberían ser una prioridad en tu organización?

¿En qué consiste exactamente hacer Upskilling y Reskilling?

El Upskilling se refiere a la actualización de habilidades y conocimientos de un empleado dentro de su mismo campo profesional. Esto permite que los trabajadores mejoren su desempeño y asuman nuevas responsabilidades sin cambiar de área. Un ejemplo sería la formación de equipos de marketing en herramientas de analítica digital, para optimizar la toma de decisiones basada en datos.

Por otro lado, el Reskilling implica la adquisición de habilidades completamente nuevas para que un trabajador pueda desempeñar un rol distinto dentro de la organización. Esto resulta fundamental en sectores donde ciertas funciones están desapareciendo debido a la automatización. Un caso de Reskilling sería el de un operador de producción, que recibe formación en programación de robots para gestionar maquinaria automatizada.

¿Por qué es clave para seguir siendo competitivos?

La acelerada transformación digital ha generado una brecha de habilidades que afecta directamente a la productividad y competitividad de las empresas. Según estudios de organismos como el Foro Económico Mundial y la OCDE, un alto porcentaje de la fuerza laboral mundial requerirá algún tipo de recapacitación en los próximos años.

Las empresas que fomenten estrategias de Upskilling y Reskilling para sus equipos podrán adaptarse con mayor rapidez a los cambios del mercado, y aprovechar las nuevas oportunidades de negocio que surjan. Además, contar con talento cualificado les permitirá mejorar la eficiencia y la capacidad de respuesta ante nuevos desafíos, optimizando los procesos y también reduciendo los errores.

Desde el punto de vista de Recursos Humanos, apostar por el desarrollo profesional de los empleados contribuye a la retención del talento y reduce la rotación de personal, ya que los empleados valoran las oportunidades de crecimiento dentro de la organización. A su vez, la capacitación en nuevas herramientas y metodologías impulsa la creatividad y también mejora los procesos internos.

Cómo implementar estrategias de Upskilling y Reskilling en la empresa

Para que estas estrategias sean efectivas, es esencial que desde la dirección o desde el departamento de Recursos Humanos se adopte un enfoque estructurado y alineado con los objetivos corporativos. Estos serían los cinco pasos a seguir:

  • Evaluar las necesidades de habilidades es el primer paso para diseñar programas de formación efectivos. Para ello, es fundamental identificar cuáles son las competencias necesarias para el futuro y anticiparse a las tendencias del sector.

  • Diseñar programas de capacitación personalizados garantiza que cada empleado reciba la formación adecuada para su rol y nivel de experiencia. No todos los equipos tienen las mismas necesidades, por lo que la personalización es clave para maximizar el impacto de la capacitación. Esto puede incluir cursos presenciales, formación online, mentorías internas o certificaciones especializadas.

  • Aprovechar la tecnología para la formación permite que la capacitación sea más accesible y flexible. El uso de plataformas de e-learning, webinars y simulaciones permiten que los empleados se capaciten a su propio ritmo, y sin afectar su desempeño diario en la empresa.

  • Fomentar una cultura de aprendizaje. Para lograrlo, las empresas deben ofrecer incentivos o reconocimientos a quienes participen activamente en programas de upskilling y reskilling. La mentalidad de aprendizaje debe ser parte de la identidad de la empresa.

  • Medir el impacto de la formación. Es importante establecer indicadores clave de desempeño (KPIs), que permitan medir la mejora en las competencias de los empleados, su aplicabilidad en el trabajo diario y el retorno de inversión en formación.