Por Mónica Deza, experta en nuevas tecnologías de la comunicación.
Conferenciante de Thinking Heads

La Red es mucho más que el mayor canal de información que jamás ha existido. Es uno de los mayores filtros que tiene el ser humano respecto a la realidad. Ha irrumpido en nuestras vidas transformándolas; ha cambiado nuestra forma de relacionarnos, de comprar, de trabajar, de informar y de hacer negocios. Pero, ¿ha cambiado nuestro modelo de pensamiento?

Hoy por hoy existen dos grupos diferenciados de expertos: aquellos que creen que Internet está vulnerando la capacidad de pensamiento en profundidad de las nuevas generaciones, y aquellos que creen que en un futuro inmediato la combinación de las nuevas tecnologías con el cerebro humano aumentará de manera exponencial nuestra capacidad intelectual.

Por ejemplo, algunos especialistas en inteligencia artificial creen que estamos ante las primeras herramientas que ampliarán la capacidad mental del ser humano. Ahí tenemos a los más jóvenes que utilizan Google no como un buscador de contenidos, sino como un verdadero ‘amplificador de la memoria’.

Por el contrario, hay estudios que demuestran que los usuarios en Internet «no se detienen en el análisis profundo de la información». Es la ‘Generación Snack’, capaz de digerir cualquier tipo de información si se les presenta despiezada en píldoras y es comprensible a gran velocidad. Huyen de los textos completos que requieran lectura profunda y modelos de pensamiento complejos.

Esta nueva forma de pensar también tiene implicaciones en el mundo del ‘management’. La influencia de Internet crecerá en la misma proporción que siga incrementándose su uso. Nos encontramos ante uno de los cambios mas grandes en la capacidad y modelo de pensamiento y decisión del ser humano, con una implicación sin precedentes en el modelo económico mundial. Las empresas se enfrentan al desafío de un nuevo cliente que busca información de forma distinta, decide por lo tanto de forma diferente, tiene una expectativa de consumo inferior a la de hace unos años e, incluso, sigue un nuevo modelo de pensamiento. Se hace imprescindible contar con directivos capaces de capitanear naves en dificultades a través de océanos desconocidos. Se me antoja difícil que ejecutivos de mentalidad analógica sean los arquitectos del ‘re-thinking empresarial’ que consiga vencer la crisis pandémica que nos azota.