Por Eva Levy, directora de la División de Mujeres en Consejos de Administración y Alta Dirección de ExcellentSearch

La crisis económica ha tenido la virtud de interesarnos a todos por la economía y especialmente por el gobierno de las grandes empresas. Llega esta forzada curiosidad en el momento en que también empezaba a llamar la atención la escasa o nula presencia de las mujeres en los consejos de administración. Excusas para no incluir mujeres en esos bastiones del poder económico se han esgrimido muchas, aunque a quienes nos interesamos por este tema y lo analizamos desde hace tiempo, no se nos escapaba que la auténtica razón era el miedo a cambiar… y el escaso entusiasmo por perder hipotéticos privilegios. Hasta hoy los consejos se han caracterizado por la rotación de nombres masculinos y la concentración de asientos en pocas manos. Juzguen los resultados.

Trataré de no ser demasiado optimista, pero puede que en esta ocasión no puedan mantenerse las viejas razones para cerrarnos la puerta en plena cara (en España, además, existe una legislación a cumplir en pocos años, aunque se lo que puede valer la ley si no se quiere cumplir).

Esta crisis ha puesto de manifiesto el papel fundamental -por acción o por omisión- de los consejos en la sostenibilidad de las empresas. Dado el comportamiento de muchos de esos órganos, será difícil defender que sigan integrados únicamente por varones sólo porque su «larga experiencia» en puestos de dirección y porque son más «racionales» y menos «emotivos» a la hora de tomar decisiones. Tres estudios sobre los que me extenderé en un futuro con más ejemplos concretos avalan, por el contrario, que harán bien en subir consejeras a bordo las compañías que quieren triunfar en el futuro. Me refiero a los trabajos de Catalyst (especialmente), de McKinsey y de Accenture. Los tres ponen de manifiesto, desde diferentes y objetivos ángulos, que hay una estrecha correlación entre el rendimiento de las empresas y la diversidad, entendida como igualdad de oportunidades y participación en las decisiones tanto de hombres como de mujeres. Algunas de las compañías que mejor libradas han salido de la presente crisis han sido las que habían integrado talento femenino, que incluye versatilidad y adaptación a las nuevas formas de trabajo, a los nuevos desafíos de un mundo cambiante. Sus consejeras habían aportado independencia, compromiso y sentido ético al puente de mando: justo lo que ha llevado, por su ausencia, a la ruina a las que creían saberlo todo sobre el mercado.