Llevan más de dos años en el ojo del huracán. Los actores del sector financiero saben que, en este tiempo, la crisis ha puesto de relieve sus debilidades y les ha colocado entre los responsables de la inestabilidad económica. El crecimiento de la morosidad, la restricción de los créditos y la falta de liquidez no dejan de amenazar a los bancos y, sobre todo, a las cajas de ahorros, que tras un rapidísimo crecimiento están viendo cómo la curva cambia de rumbo con la misma celeridad.

Las entidades son plenamente conscientes de esta realidad y por ello, los asistentes al octavo encuentro sectorial organizado por Infoempleo en colaboración con Randstad, coincidieron en señalar que la reestructuración del sector es tan inminente como necesaria. «En general, vamos a tener crecimientos menores con lo que habrá mayor presión por la rentabilidad; eso está cambiando la forma de abordar los temas en el negocio, y por supuesto, en la parte de recursos humanos», explicó Luis Sánchez Navarrete, de BBVA, quien participó en este encuentro, celebrado en la sede de Infoempleo el pasado mes de abril, junto con Carlos González (Santander), José Andrés Fernández Marín (Caja Madrid), Louis Bolz (la Caixa) y Josep Raimon Morant (Bancaja).

desayuno

Marcadas las diferencias entre la situación de los bancos y las cajas, estas últimas más pendientes de fusiones y ajustes, unos y otros comentaron la cercanía de una más que probable redefinición del sector. Pese a que los bancos han capeado mejor el temporal, en opinión de Carlos González, del Santander, «creo que se darán algunas reestructuraciones que tendrán que ver con la optimización de la tecnología, la racionalización de las oficinas y la solvencia en las cuentas de resultados». Un cambio lógico y en el que tienen que colaborar todos, dado que, como señaló Sánchez Navarrete, «hay una sobrecapacidad espectacular». No en vano, según datos de la CECA, España es el país más bancarizado del mundo: el número de sucursales por cada mil habitantes es de 1,2, frente a las 0,6 de Alemania.

El escenario dibujado por los invitados al desayuno de trabajo tiene un reflejo directo en la gestión de personas. En primera instancia, la incertidumbre financiera ha desembocado en un parón generalizado en las contrataciones. Aunque los grandes grupos, dadas sus dimensiones, no han paralizado del todo estos procesos, sí que es cierto que poco tienen que ver con las incorporaciones masivas de épocas pasadas. La consecuencia natural de esta reducción la expuso Louis Bolz, de la Caixa: «Ahora se necesita una mirada distinta, más centrada en el crecimiento cualitativo; más enfocada en el desarrollo interno de los empleados que en la contratación externa».

Como si se tratara de un efecto dominó, esto, a su vez, «ha provocado que las entidades redefinan las políticas de atracción y retención de profesionales», afirmó Fernández Marín, de Caja Madrid. Y ¿quién ha salido ganando la partida? De acuerdo con las acciones que comentaron los asistentes, son las nuevas incorporaciones, los directores de oficina y los de zona los que se han llevado la atención del departamento de recursos humanos, que está centrando en ellos, en este ‘pool de talento’ [altos potenciales], sus esfuerzos y las mayores partidas presupuestarias.

En el Santander, Carlos González contó que han apostado por un modelo de tutela de colectivos críticos, «ya que no estamos en disposición de ingresar a miles de personas, nuestro objetivo se parece más a mantener la plantilla». Junto con la formación de los nuevos ingresos y el apoyo a los directores de zona, desarrollan planes de capacitación y de habilidades para los directores de oficina. Este enfoque cualitativo también es el objetivo de Caja Madrid, que «cuenta con planes para nuevos directivos y otros para empleados de base centrados en habilidades comerciales», señaló Fernández Marín.

En esta nueva gestión del talento, bancas y cajas han revisado sus políticas de formación. En la Caixa lo han hecho impulsando la formación virtual, gracias a ‘Virtaula’, mientras que en Bancaja «hacemos incidencia en programas que potencien a la gente que creemos que tiene recorrido», apuntó su director de Gestión de RR.HH., Josep Raimon Morant.

No se puede hablar de retención y atracción sin tratar el tema de los sueldos, más aún cuando se trata de este sector, conocido por sus retribuciones más que generosas. Sin embargo, la crisis ha matizado su importancia, y además de controlarse mucho más, sobre todo en el tema de los variables, ha pasado a un segundo plano. «Cuando el plan de carrera, la formación y la retribución están razonablemente ordenados, el profesional entiende que la contención de gastos no da para más», sentenció Carlos González, de Santander.