Alemania necesita urgentemente mano de obra española. La noticia corre por multitud de foros y webs especializadas en la búsqueda de empleo, especialmente después de que la canciller Angela Merkel asegurara hace unos días que tiene más sentido «contratar a trabajadores españoles en desempleo que a extracomunitarios». Miles de jóvenes de nuestro país, sobre todo ingenieros, se lanzan a la aventura en busca de un futuro mejor en el gigante europeo. Los datos avalan el buen hacer del gobierno de Merkel, que ha cerrado marzo con los mejores datos de desempleo desde la caída del Muro de Berlín. Con un 7,2% de tasa de paro –dos décimas menos que el mes anterior–, Alemania se posiciona como uno de los países con menos índice de desempleo de toda la zona euro. «Pueden sentirse muy orgullosos de lo bien que ha funcionado su modelo», asegura Gayle Allard, economista de IE Business School. Pero para algunos expertos, no es oro todo lo que reluce al otro lado del Rin.
Albert Recio, doctor en Economía en la Universidad Autónoma de Barcelona, cree que las estadísticas de desempleo «siempre tienen alguna trampa». Hasta hace unos años, se diferenciaba entre empleo y subempleo. «El primero era digno tanto en términos salariales como en condiciones de trabajo, mientras que el segundo se refería a cualquier actividad que diera algunos ingresos», explica Recio. Ahora, «esta barrera se ha borrado para camuflar el desempleo con mucho empleo temporal y precario», añade.
Pero, ¿en qué consiste este modelo de empleo? La flexibilidad es la clave del sistema. En primer lugar, los ERE temporales están a la orden del día, sobre todo en el sector industrial, motor de la economía alemana. Es decir, cuando una empresa ha de reducir la producción por falta de demanda, se suspenden temporalmente los empleos excedentes, permitiendo así que los trabajadores mantengan su puesto de trabajo. Para ello, la compañía sigue pagando un porcentaje mínimo de salario y el resto lo sufraga la administración. A cambio, los empleados tienen que hacer cursos de reciclaje para adaptarse a las necesidades del mercado laboral. «Es un buen modelo porque no despide a los trabajadores, algo muy positivo, ya que cuanto más crece el paro, más difícil es que esa gente vuelva a trabajar», afirma Gayle Allard. Por su parte, Albert Recio piensa que es una solución viable «para empresas que efectivamente tienen un problema de caída temporal de la demanda, algo que en España no ocurre».
Reducción de jornada
La segunda pata del modelo de empleo alemán se sustenta en la reducción de jornada y, por consiguiente, de sueldo. Es la otra gran fórmula para evitar el despido masivo de trabajadores en contexto de crisis. «Es un trabajo constante por mantenerse competitivos», añade Allard, que asegura que en Alemania «estaban acostumbrados a luchar contra la apreciación de su moneda, algo que no abandonaron con la llegada del euro». Por tanto, «moderan salarios e invierten en productividad».
El tercer y último soporte de este sistema alemán de empleo se basa en la vinculación de los sueldos a la productividad y no a la inflación, como ocurre enEspaña. «Esto se entiende en un país donde la formación está muy vinculada al modelo productivo», explica Paloma López, secretaria confederal de Empleo de Comisiones Obreras.
Quizá es algo que habría que empezar a pensar en España, pero la inversión empresarial en I+D en nuestro país es del 0,7%, medio punto menos que la media de la Unión Europea. Aun así, parece que los sindicatos se están replanteando la posibilidad de pedir un salario mínimo interprofesional, algo que nunca ha existido en Alemania. «La batalla de los sindicatos alemanes pasa por mejorar la productividad, pero no a cambio de reducción de salarios, sino todo lo contrario. Están pidiendo un aumento del 6-7%», añade Albert Recio, de la Autónoma de Barcelona.
A pesar de todo, los datos demuestran que Alemania está sufriendo también la recesión y la delicada situación económica. «Sus cifras de desempleo se maquillan con empleo precario y temporal», asevera Recio. De hecho, Eurostat, la oficina estadística de la Comisión Europea, revela que el riesgo de pobreza ha aumentado entre los trabajadores alemanes en algo más de dos puntos en los últimos años. Aun así, el 7,2% de empleados que roza el límite de pobreza es menor que la media de la eurozona, donde el 8,2% de los trabajadores está cerca de ese extremo.