Las cosas suceden, de una manera u otra.

Pero no ocurren por qué sí.

Tienen su tiempo y su cadencia.

Y generalmente pasan porque se ha provocado algo… aunque haya sido en la otra parte del mundo.

Me suena a la “Teoría de Cuerdas” o a algo relacionado con las teorías del caos y complejos teoremas matemáticos.

Es lo que tiene que me gusten películas del estilo de Una mente maravillosa.

El caso es que no ha sido el primero, pero sí la primera vez que lo he tenido que hacer en vivo y en directo.

Y ha sido reconfortante, aleccionador y gratificante.

Colaborar con Infoempleo.com me permite comunicarme con gentes de toda índole y condición.

Hace un par de semanas, Juan Alguien se interesaba a través de mi perfil en Twitter por el funcionamiento de las redes sociales.

Hecho que ha propiciado que escriba una serie de artículos para no iniciados, sobre el adecuado uso y procedimiento para sumergirse y aprovechar las redes sociales.

Recientemente, hace apenas una semana, otra persona se interesaba por casi lo mismo pero a través de una de mis páginas de Facebook.

Además, aprovechaba la ocasión para divulgar a través del muro una oferta de #empleo para residentes en la zona de Castellón.

Un buen comienzo para una neófita en esto de las redes sociales.

Cosa que demuestra que no hay nada imposible y que a base de la prueba y error también se puede aprender.

En la anterior ocasión, la distancia fue el principal impedimento para no poder citarme personalmente con Juan Alguien y explicarle en primera persona en qué consiste todo esto.

Ya os he comentado en algún post anterior que en alguna ocasión me he puesto en contacto telefónico con quien lo ha necesitado, para dedicarle tiempo en asesorarlo y aleccionarlo sobre lo que ha necesitado.

Sin embargo, la prueba de fuego la he pasado hace unos días, como ya os he avanzado.

Como os decía, una chica, algo perdida en esto de las redes sociales, acudió a Cadena de Favores solicitando algo de ayuda en estos temas.

No se me hace raro que haya sido allí donde haya acudido.

Simplemente porque mis perfiles de Twitter, Facebook y también mis páginas de Facebook están vinculadas entre sí, gracias a un programa que recientemente he instalado: SocialScope Lite.

Hasta ahora, el mejor que he encontrado en la red para hacer este tipo de cosas vía móvil.

Lo genial que tiene esta aplicación es que te permite actualizar el mismo estado en los perfiles que selecciones, a la vez.

A la hora de configurarlo, creí oportuno que mi perfil de Twitter actualizara a la vez mi página de servicios de Facebook, y otras de interés por su volumen de usuarios… Y por su temática.

Cadena de Favores está pensada un poco para facilitar la interacción de los usuarios, favorecer el intercambio de información de todo tipo, y ayudarse en lo que sea posible.

Así que no era de extrañar que acabara allí.

Las casualidades no son fortuitas…

El caso es que esta persona reside no lejos de donde yo vivo.

Trabaja no lejos de donde yo lo hago.

Y tras intercambiar algunos correos, decidimos quedar.

Sobre todo porque me parecía una desconsideración no poder solventar sus dudas en directo, teniendo la posibilidad para ello.

Asesorar no es sino dar consejo sobre lo que conoces

Somos muchos los que estamos buscando un #empleo por cualquier medio.

Aprovechamos las redes sociales para buscar.

Utilizamos los medios de que disponemos para encontrar esa oferta de empleo que nos interesa.

Incluso, la mayoría ya no descartamos cualquier tipo de oferta que nos permita ver la luz al final del túnel, y guardar la ropa.

Haciendo esto, realmente estamos desaprovechando el potencial que nos ofrecen las redes sociales.

Y, también, un tiempo precioso que podemos invertir de manera inteligente.

Veamos.

Cuando nos quedamos sin trabajo tenemos dos opciones: buscarlo o esperar a que nos llamen.

Y mientras que nos llega el momento de volver a trabajar, podemos aprovechar el tiempo para formarnos, en cualquiera de las múltiples variantes existentes: servicios estatales o formación privada.

También es cierto que muchos de nosotros podemos convertirnos en parados de media o de larga duración (de más de un año en las listas de espera). Viendo cómo se van agotando una a una todas las prestaciones y ayudas del estado, y cómo se evaporan las esperanzas de encontrar algo verdaderamente apasionante.

Realmente, además del problema del desempleo, hemos de ser conscientes de la pérdida de valor y de conocimiento al que nos estamos enfrentando.

Cada puesto de trabajo que se pierde, o que se deja de crear, es un activo (laboral) que entra en reserva.

Y como casi todos sabemos, cuando el activo no se actualiza y no se mantiene activo (valga la redundancia), pierde su valor.

Es como una goma elástica.

Si la dejas al sol durante mucho tiempo, al final sus propiedades elásticas se pierden.

Y de intentar alguna vez estirar la goma, lo más que conseguirás será romperla y hacerla añicos.

El símil con quienes buscamos trabajo es parecido.

Todos contamos con una experiencia y con unos conocimientos adquiridos.

Los conocimientos pueden ser comunes a cada una de nuestras áreas de conocimiento, proporcionados por las universidades, academias, escuelas de negocios, centros de formación…

¡Ojo! Las redes sociales también forman.

La experiencia, es quizás la parte más complicada de restablecer y de recuperar.

Porque cada uno de nosotros aporta algo propio al puesto de trabajo en el que desempeña su labor.

Eso es lo que nos hace ser únicos, diferentes, y eficaces.

Ninguno hará un mismo trabajo de la misma manera.

Para eso están las cadenas de montaje.

Y por eso tenemos tanto valor añadido.

El caso, es que para no perder ese extra debemos de intentar poner en valor nuestro conocimiento.

Y las redes sociales no permiten hacer eso con total impunidad y libertad.

Dar valor a nuestros conocimientos

Hay que dejar de ver a las redes sociales como meros repositorios de información.

Como simples plataformas en las que perfiles de nuestros alter egos virtuales interrelacionan entre sí, en un afán por aumentar el número de relaciones ficticias.

No es tanto un problema de cantidad como de calidad.

Y si somos capaces de aprovechar bien nuestros recursos, podemos conseguir lo que nos propongamos.

Y cuando se trata del #empleo, con mayor razón.

No estoy diciendo que las redes sociales sean la panacea o la solución a todos nuestros problemas.

Pero si son el medio que más utilizamos para buscar y tratar de encontrar una oferta de trabajo, ¿por qué no darle la vuelta y aprovecharlas para que nos busquen y nos encuentren?

Quiero decir, tenemos unos conocimientos y una experiencia que queremos sea puesta en valor, ¿por qué no darla a conocer a nuestra red de contactos o de conocidos y que a través de ellos nos localicen?

Las redes sociales se caracterizan porque son volubles, manejables y moldeables.

No hay una única red social.

Hay muchas, variadas y de muy diversa índole.

Combinadas pueden formar un coctel explosivo que pueden permitirnos llegar donde quiera que queramos.

Quienes empezamos con Facebook, apenas con el tiempo sí podíamos concebir comunicarnos sin enviar una foto o participar en algún juego.

Luego supimos de Twitter, y cuando pensamos que era imposible hacernos entender en 140 caracteres, nos damos cuenta de que a veces se nos queda grande tanto espacio.

Aprovechamos, exprimimos, combinamos.

Disponemos de herramientas colaborativas como Delicious, Meneame… que lo que prenden es que nuestro perfil en la web no dependa de un terminal en concreto, de una plataforma o de un sistema operativo.

Nos invitan a estar disponibles perennemente.

Y tenemos los blogs.

Los repositorios de información personal abiertos al ciberespacio, como medios de expresión universal.

Lo que trato de decir es que podemos aprovechar las redes sociales para participar en aquello que mejor sabemos hacer.

Tratando de ayudar a perfiles desconocidos y ofreciendo nuestros servicios de manera desinteresada en los campos en los que seamos fuertes.

Es un comienzo.

Nadie tiene tanta cara dura como para aprovecharse de nadie por nada.

Y, en el caso de que así fuera, siempre se tienen dos dedos de frente para parar esa colaboración cuando se considere que ya se ha rebasado el límite de la decencia.

Buscar la colaboración y ofrecerse en las redes sociales para echar una mano a quienes empiezan, puede abrirnos puertas.

Es muy parecido a cuando escribimos una carta de presentación para un puesto de trabajo.

Siempre terminamos dejando la puerta abierta a otra posible alternativa en caso de que la empresa inicialmente no se decante por nosotros.

Y cuando finalizamos una entrevista de trabajo, siempre tendemos la mano ofreciendo nuestros servicios en el caso de que necesiten a alguien como nosotros.

Lo bueno de las redes sociales es que podemos llamar a la puerta de quien queramos, asesorarles, guiarles en sus primeros pasos, echarles una mano…

No es conveniente que miremos tanto lo que dejamos de ganar, como lo que estamos apostando de cara al futuro.

De actuar así, ponemos en valor nuestro conocimiento.

Nos vamos a sentir útiles.

Además, lo que hagamos sí que va a ser reconocido y agradecido.

Y nos obligaremos a tener que estar al día de las nuevas tendencias en nuestras áreas de conocimiento.

De forma accesoria, puede abrirnos puertas, nuevos contactos… Mejores amigos.

Y el tiempo en las redes sociales se mide de forma diferente.

La perfecta combinación blog-Twitter-Facebook puede ser nuestra mejor aliada para encontrar un empleo antes de lo que pensamos.

Tan sólo hay que tener un poco de esperanza.

Hacer lo que nos gusta, aunque no cobremos un duro por ello.

Sembrar y esperar a recoger.

Es un trabajo duro…

Pero alguien tiene que hacerlo.

@AntonioVChanal
Coach y Formador