Ángel Post, presidente y CEO de Thales Alenia Space España.

«Mi padre era ingeniero de Telecomunicaciones y mi abuelo era ingeniero también. La tradición me impulsó, aunque había otras ramas que me atraían porque siempre me ha gustado mucho aprender: me gustaba la Arquitectura, la Psicología, aunque si hubiera elegido ésta última habría tenido algún pequeño problema familiar», explica riendo Ángel Post (Madrid, 1962). 

De su infancia guarda buenísimos recuerdos «del colegio, pero, sobre todo, tengo la suerte de veranear desde pequeño en un pueblo de la Sierra de Gredos, El Arenal, en Ávila. Allí pasaba tres meses con la abuela y los amigos. ¡Era fantástico!».

Buen estudiante, eligió seguir los pasos de su padre y complicarse la vida con una de las carreras más difíciles del catálogo universitario: «Me habían comentado que iba a ser duro y sí, fue bastante exigente. Cuando yo hice ‘Teleco’, el primer año era común para todas las ingenierías y a algunos, por falta de capacidad en la escuela, nos mandaron a otras ingenierías. A mí me tocó a Naval que, por el mismo precio, era el primer curso más duro de todos». Mientras estudiaba, su mente analítica ya iba eligiendo y descartando posibilidades. «Me dije: «Jamás trabajaré en conmutación de paquetes ni en software». Mi primer trabajo en Alcatel fue, precisamente, un estudio de conmutación de paquetes». Daba igual el qué. Lo importante era el dónde. En aquella época, Alcatel era el sueño de todo ingeniero. «Una empresa líder, toda una institución».

Muy bien le debió ir en su primer empleo como ingeniero de sistemas porque esta compañía le ofreció una oportunidad excepcional: «Liderar un grupo de trabajo multinacional con ingenieros noruegos, italianos, belgas, alemanes y españoles. Fue muy divertido porque aprendías mucho y a mí una de las cosas que más me gusta es seguir aprendiendo». «Desde entonces, toda mi carrera profesional ha venido circunscribiéndose a centros de competencia multinacionales, con liderazgo español».

Veinte años y seis proyectos después, una nueva oportunidad llama a su puerta: cambiaría de sector, pero no de responsabilidad ni de país. «Una de las cosas que he aprendido es que para tener éxito hay que intentar cambiar sólo una variable». «El día que me reclutaron hice una entrevista en Francia con la directora de Recursos Humanos. Ella se dio cuenta de cuál era realmente mi motivación y me llevó a las salas de integración donde estaban los satélites. Eso fue lo que me fascinó y me hizo decidirme y unirme a este proyecto. Ella me preguntó: ¿Por qué estás dispuesto a renunciar a una unidad de negocio que factura 200 millones de euros, con responsabilidad sobre 700 personas, para venir a una unidad con 200 personas, que factura 20 ó 30 millones de euros?». Para él, había llegado el momento del cambio y lo hacía entrando en un mundo apasionante: «El sector aeroespacial es atractivo y tremendamente adictivo». «Me pidieron que me uniera al proyecto Thales Alenia Space para desarrollar la compañía española del grupo. Entre 2000 y 2005, el volumen de actividad había rondado los veintitantos millones de euros en ventas. El reto que me trasmitieron los directores de la corporación era que había que dar un impulso y potenciar la actividad aquí, en España».

Tras analizar la ventaja competitiva de la compañía, plantea «un plan de crecimiento que intentaba duplicar la actividad en tres años». Cumplido el objetivo, «mi siguiente reto es hacerlo sostenible». «Esta industria es ligeramente diferente». «No existe un producto sino un ‘know how’ [saber hacer]», resume tras intentar definir qué son los ‘IMUXes’ -«unos multiprocesadores de entrada»- o «una tecnología de resonadores dieléctricos». «Es muy complicado intentar explicarlo…», puntualiza cortés, sin acabar la frase con un «a alguien que lo ignora todo sobre este sector». Lo que sí resulta fácil de entender es que están ampliando su nicho con un nuevo portfolio de productos: «Otro tipo de tecnología para repetidores en satélites, para servicios como la televisión por móvil». «Ahora el reto es consolidar este conocimiento y hacerlo competitivo». «En España nos hemos dado cuenta de que éste es un sector de futuro. India, China y Japón están apostando fuerte por entrar en la carrera espacial. No es un capricho: quien domine la industria espacial será capaz de ir mucho más allá».

«No existen reglas que garanticen la motivación»
«Algunos de los avances que se producen en la industria espacial son fundamentales para transferirse al resto de las industrias. Nosotros somos los primeros interesados en crear materiales resistentes pero ligeros porque poner en órbita masa cuesta muchísimo dinero». Así nacen productos de alta resistencia, «capaces de soportar el despegue y las condiciones más duras, materiales que luego la industria de la automoción, por ejemplo, hace suyos para aligerar el peso, optimizar el rendimiento, consumir y contaminar menos». «Nuestro sector es intensivo en investigación y desarrollo». La innovación es esencial en su campo «y en la mayoría de las ocasiones es fruto de colaboraciones importantes con universidades e institutos científicos, auténticos centros de excelencia».

Experto en liderar equipos multinacionales, Ángel Post aplica el sentido común en el trato con su gente. «No existen reglas que garanticen la motivación. Hay que procurar conocer a tus colaboradores para intentar saber qué es lo que les ilusiona para venir a trabajar todos los días». «La motivación cambia con el tiempo. La mía no es la misma ahora que a los veintitantos años». «Hay que intentar aunar la satisfacción de las personas con las necesidades de la compañía y ésa es una labor muy complicada». «Un líder debe aportar visión y credibilidad para generar confianza».

«Me gustan mucho las novelas policíacas»
Si de lunes a viernes, el espacio es su campo de batalla, en su tiempo libre, el presidente de Thales Alenia Space mantiene los pies firmes en el suelo . «Me gusta leer, la gastronomía, viajar. Todo lo que sea aprender, conocer. En cuanto tengo una semana libre intento planificarme un viaje con mi mujer y, si puedo, también con los niños». China es el destino que recuerda con más cariño: «Empecé a ir antes de evolucionar. La sociedad china ha pegado un cambio brutal en muy poco tiempo». ¿Y qué lee? «Me gustan mucho las novelas policíacas. Ahora estoy con Stieg Larsson -muy obvio-, pero lo último fue un libro de Andrea Camilleri, un autor italiano de novela policíaca admirador de Montalbán -por eso su detective se llama Montalbano-. También me gustan mucho Eduardo Mendoza o Punset». El resto de su tiempo libre lo disfruta «con los amigos, saliendo o en casa haciendo una barbacoa». «No podría prescindir de ellos ni de mi familia».