Había ganado 126 millones de euros en la lotería, pero ella, todavía con gripe e ignorando la suerte que había corrido su boleto, acudió a trabajar por miedo a perder su puesto. Hasta hace apenas dos semanas, cuando el sorteo Euromillones se cruzó en su vida, el patrón de comportamiento de esta mallorquina de 25 años no tenía nada de particular. Llevados por su mismo temor, miles de ciudadanos se resisten cada día a solicitar una baja médica. Sólo así se explica que las prestaciones por incapacidad laboral de la Seguridad Social en los dos primeros meses del año hayan caído un 10,83% respecto al mismo período de 2008. Y los resultados del último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas constatan que tres de cada cuatro españoles comparten su principal preocupación: el paro.
En semejante contexto los profesionales buscan resguardo en la seguridad de su puesto de trabajo y, olvidada ya la alegría con que antes se lanzaban a un proceso de selección, analizan con suma cautela cualquier oferta. «Cuesta moverlos, porque se informan mucho más y son más reticentes a la hora de tomar una decisión que no sea muy, muy segura. Les tienes que tentar con un proyecto a largo plazo y con un salario que mejore el suyo, si no… se quedan donde están», corrobora Montserrat Luquero, consejera delegada de la consultora Hudson, especializada en la búsqueda de profesionales y directivos.
En un reciente balance sobre los cambios operados en el mercado laboral en los últimos meses, Esnet Selección confirma que el miedo a cambiar de trabajo ha vuelto mucho más largo y difícil el proceso para cerrar una contratación. Y las dificultades se acrecientan en los fichajes de mandos intermedios. En estos casos, puesto que se hacen más entrevistas a los mismos candidatos, los plazos se han llegado a triplicar. La consultora advierte que si hace unos meses un candidato era capaz de arriesgar y aceptar una oferta, hoy prefiere mantener su empleo, aunque no colme del todo sus expectativas.
Más datos: un informe internacional de Robert Half, también del sector de la consultoría de selección, alerta sobre el pesimismo de los profesionales españoles. Si el 62% cree que su empresa no tendrá problemas para afrontar la crisis, sólo el 53% tiene confianza en su futuro dentro de la organización. Rafael Vidal, director general de la firma en España, explica así esta actitud: «Los trabajadores no piensan que, por muy grave que sea la crisis, empresas consolidadas puedan llegar a desaparecer. Sin embargo, no están tan seguros de sus propios puestos, más susceptibles de ser amortizados en un período de dificultades como éste».
Pese a todo, y con independencia del momento, José Medina, presidente de la firma de cazatalentos Odgers Berndtson, aconseja mover ficha a los profesionales que no se sientan del todo satisfechos. «No sea gallina. Crea en usted mismo y en el proyecto y no se quede llenándose de telarañas y de moho, salvo que quiera perderse a sí mismo. Si no está a gusto donde está o cambia usted o se convertirá en un experto en amargarse la vida», asegura Medina, que, a la hora de enumerar los motivos que deben empujar al cambio se olvida del salario -«le pueden ofrecer el oro y moro y, sin embargo, ser una opción equivocada»- para hacer hincapié en el proyecto. «Que en él estén alineados sus capacidades e intereses. Que sea algo desafiante, pero lógico y razonable».
Mucho más cauta, Montserrat Luquero recomienda prudencia. «No es el momento de los rebotes, de lanzar soflamas porque no te han promocionado o te han puesto a no sé quién por encima. Si no estás a gusto, ponte a mirar, por supuesto, pero no hagas algo de lo que te vayas a arrepentir después, porque el número de vacantes ha caído y, por tanto, las posibilidades de encontrar un empleo a corto plazo son menores», alerta Luquero, que advierte de la presencia de un nuevo competidor que, de día en día, gana peso en el mercado: desempleados «con una cualificación fabulosa», pero dispuestos a rebajar sus exigencias de contratación. «Esta gente, ante la perspectiva de ser un parado de larga duración, es más flexible a la hora de recibir ofertas, a la hora de considerar propuestas que, a lo mejor, en una situación normal nunca hubiera considerado por motivos de salario o, incluso, de nivel profesional».