¿Quién dijo que trabajar en recursos humanos no era un oficio de riesgo? A veces, una incorrecta higiene postural, o un número excesivo de horas en la silla puede convertirse en uno de los peores enemigos de la salud. ¡Somos muchos los que ya hemos sufrido incómodos dolores de espalda!
De hecho, en una sociedad sedentaria, donde no abundan las personas que practican ejercicio físico con regularidad y donde los trabajos son, en su mayoría, de oficina, es fácil sufrir este tipo de dolores crónicos. Aun siendo joven.
A veces no es suficiente con moverse un poco y dar paseos por la oficina. No es suficiente para conseguir una mejora de la condición física. Es más, a la larga, el sedentarismo puede acabar provocando problemas físicos derivados de acciones repetitivas, malas posturas y desequilibrios posturales. ¿A qué esperas para poner fin a este incómodo problema.
Seis soluciones perfectas para evitar dolores
- Analiza tu actividad física. El primer paso siempre es el análisis de lo que llevamos hecho hasta ahora. En este caso, descubrir el tiempo destinado a cada movimiento y evaluar las consecuencias de éste en nuestra musculatura. No olvides que un entrenador podrá servirte de gran utilidad a la hora de detectar tus necesidades. Aun así, es bueno que anotes todas las peculiaridades que puedan estar relacionadas con tus molestias e intentes encontrar una explicación.
- ¡Comprométete con un programa de ejercicio! Cuando ya tengas claros tus puntos débiles, podrás empezar una estrategia destinada a mejorarlos. ¿Cómo? Con un programa de ejercicios que tenga como objetivo compensar esos desequilibrios musculares.
- Fortalece la musculatura envolvente. De esta forma que aliviarás las consecuencias de los movimientos repetitivos, que acaban provocando lesiones, artrosis, pinzamientos… La clave no está tanto en entrenar las zonas afectadas, sino en reforzar la musculatura que las protege.
- Controla tu postura y activa tu core. La espalda es la mayor perjudicada por las malas posturas. Por eso, trabajando el control postural y el fortaleciendo del abdomen profundo y el cuadro lumbar podrás compensar ese sobreesfuerzo. En este sentido, los profesionales insisten en la importancia de trabajar el abdomen para revertir los dolores lumbares. También hay disciplinas como el yoga o el Pilates donde puedes poner a prueba tucore y, además, trabajar la higiene postural con la ayuda de un profesor. Por otro lado, acudir con regularidad a un fisioterapeuta facilitará el proceso de recuperación.
- Camina, ¡es gratis! Seguro que puedes sacar algún rato al día para salir a dar un paseo. El ejercicio cardiovascular ayudará a mejorar la circulación (estropeada por los movimientos repetitivos y mecanizados) y a mantener un peso saludable. Eso sí, combínalo con un buen entrenamiento de fuerza y el resultado será impecable. Combina ambas actividades y disfruta de todos los beneficios del deporte.
- Prueba el descanso activo. Como hay momentos en que salir a hacer ejercicio es toda una odisea, al menos trata de hacer pequeñas pausas para levantarte y practicar estiramientos. Así evitaremos alteraciones en los discos vertebrales y hernias discales. Intenta levantarte de vez en cuando, cambia el teléfono por una visita a tu compañero y coge las escaleras en vez del ascensor. Aunque no te lo creas, ¡todo suma!
No necesitamos mucho para mantener una buena condición física.
Recuerda que tú eres el responsable de mejorar tu calidad de vida, y lo puedes conseguir con menos esfuerzo del que piensas. Tan solo con dedicar un rato a los ejercicios compensatorios varias veces a la semana, caminar un poco e intentar evitar las comodidades propias del sedentarismo ya estaremos dando un giro a esos hábitos tan poco recomendables.
Y, por si fuera poco, siempre puedes ponerte en contacto con un entrenador que te ayude a resetear tu cuerpo (y tu mente) para que tu salud sea envidiable. Un profesional de la actividad física sabrá sacar todo el partido a tus ratos libres y podrá aconsejarte los mejores y peores ejercicios para revertir los efectos del sedentarismo. Por no hablar de los beneficios que notarás en tu cuerpo. Te sentirás más fuerte, menos cansado y mucho más productivo. Un entrenador personal se adaptará a tus horarios y podrá elaborar un planning especialmente pensado para ti, por lo que la adherencia no será un problema. ¿Y cuál es el secreto del éxito? La constancia. Así que ya sabes, ¡no lo dejes pasar más tiempo!
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