La visión estratégica suele vincularse o a la documentación empresarial que registra la cultura de la compañía o a una de las habilidades que se valora en el liderazgo. Por el contrario, se asocia a los mandos intermedios una posición ejecutiva, es decir, si la dirección marca un rumbo no es su función cuestionarlo. Ahora bien, precisamente por su situación privilegiada con perspectiva hacia la plantilla y hacia sus superiores, es clave desarrollar su formación y participación en la estrategia a corto, medio y largo plazo.

Desarrollar la visión estratégica

La pandemia ha puesto en jaque a muchas organizaciones que han tenido que poner en pausa su planificación a largo plazo para resolver las necesidades inmediatas en aras a sobrevivir a la crisis sanitaria y económica. No obstante, es un buen ejercicio para cada toma de decisiones plantear al menos tres escenarios que eviten el cortoplacismo: óptimo, aceptable y fallido.

Como todo en la vida, es cuestión de entrenamiento hasta automatizarlo. Es cierto que en estos tiempos de incertidumbre y entornos VUCAH donde los planes de futuro se basan en la adaptabilidad al cambio y la creatividad, hablar de estrategia puede sonar contradictorio. Nada más lejos de la realidad. Precisamente, cuanto más volátil es la situación, más eficaz es la visión estratégica. Si sabes jugar al mus, entenderás que no tiene mérito ganar a grande con 4 reyes, sino con 3 ases.

Formar a los mandos intermedios en esta conciencia y cultura empresarial siempre será un acierto. Una de las responsabilidades de la dirección es evitar el conflicto con sus encargados y para prevenirlo la comunicación es clave. Además deberás fomentar capacidades como la “mirada lenta” o atención al detalle, que se traduce en previsión y alta velocidad en la respuesta ante imprevistos.

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Objetivos a medio y largo plazo

Telos es un concepto griego curioso porque significa final, como “objetivo” o destino. Sin embargo, es el horizonte que da sentido a cada una de tus acciones y que, por tanto, se convierte en su causa. Cuando piensas en estrategia estás apuntando a la coordinación de una serie de acciones en favor de alcanzar unos objetivos beneficiosos para la compañía.

Es lógico que los mandos intermedios estén familiarizados y alineados con la misión de la compañía. Solo falta integrarlos en esa visión estratégica que, a diferencia de la misión intemporal y marca diferencial con otras empresas, describe un futuro concreto y alcanzable en el margen entre 3 y 10 años.

En condiciones ideales y para legitimar la estrategia deberían reunirse la dirección y los mandos intermedios. Juntos elaborarán el plan en 5 fases:

  • Establecer objetivos tangibles y claros.
  • Identificar la probabilidad de alcanzarlos.
  • Apoyarte en la misión empresarial para los esfuerzos operativos.
  • Ser ejemplo e inspiración para toda la plantilla.
  • Ostentar una gran capacidad de adaptación al cambio.

Finalmente, contar con una visión estratégica y con unos mandos intermedios implicados es saludable para la compañía y presenta ventajas como:

  • Aumenta la capacidad para tomar decisiones rápidas e informadas.
  • Ahorra tiempo y mantiene la productividad al contar con una guía.
  • Aumenta la motivación y el compromiso del equipo.
  • Permite una mejor medición, evaluación y seguimiento de los progresos.